Patologías neurooftálmicas

   

Características y prevalencia de las enfermedades neurooftálmicas y novedades en diagnóstico por imagen avanzado

Las enfermedades neurooftálmicas no son muy frecuentes, pero suelen presentar síntomas graves, incluso en términos de trastornos oculares, y en algunos casos pueden conllevar el riesgo de una alteración permanente de la función visual. En particular, las enfermedades que afectan al nervio óptico suelen considerarse pródromos de ceguera, y pueden afectar al cerebro.

Patologías neurooftalmológicas

Las enfermedades neurooftálmicas incluyen la neuritis óptica y la atrofia retiniana con diferentes etiologías, el papiledema, los tumores malignos del nervio óptico y una gama heterogénea de neuropatías. Además, la proptosis o exoftalmos, es decir, la protrusión o protuberancia de uno o ambos ojos, puede ser una manifestación de tumores malignos que afectan al nervio óptico y las meninges.

Las parálisis del nervio motor ocular se encuentran, entre otros, entre los factores etiológicos que contribuyen al desarrollo del estrabismo (véase Corrección del estrabismo en adultos - Oculista Italiano) y diplopía (visión doble)

En muchos estudios, las enfermedades neurooftálmicas se han descrito de forma individual, con referencia a una patología específica relacionada, y aún se dispone de datos limitados sobre su perfil general, incidencia y prevalencia.

Neurooftalmología

I ruta de visiónque conectan la retina con la corteza visual, y el sistema oculomotorque conecta los músculos oculares con los centros corticales, tienen conexiones directas con una parte importante del sistema nervioso central. El neurooftalmólogo es el especialista llamado a evaluar la integridad de estas conexiones y puede, por tanto, hacer valoraciones sobre la gravedad y la localización de los problemas visuales relacionados.

Síntomas y clasificación

Los pacientes neurooftálmicos pueden experimentar síntomas oculares de gravedad variable, como agudeza visual reducida, baja visión temporal o ceguera, visión doble, movimientos oculares atípicos, función anormal de los párpados, irregularidades en el tamaño de las pupilas y, en ocasiones, distorsiones perceptivas.

Las patologías neurooftalmológicas pueden afectar a dos áreas anatomofuncionales diferentes de la función visual: el sistema visual aferenteque causan diferentes tipos de disfunción visual, y la sistema visual eferenteque provocan patologías oculomotoras, neuropatías oculomotoras craneales, inestabilidad de la mirada, patologías pupilares.

Las alteraciones de las vías sensoriales y motoras pueden deberse a diversas causas: autoinmunes, infecciosas, inflamatorias, isquémicas, hereditarias, enfermedades degenerativas o acontecimientos traumáticos o compresivos.

No es infrecuente que las disfunciones neurooftálmicas, como la neuropatía óptica inflamatoria, sean un marcador precoz de enfermedades neurológicas subyacentes, como la esclerosis múltiple.

Se han realizado numerosos estudios en distintos países para determinar la incidencia de enfermedades neurooftálmicas específicas. Por ejemplo, en un estudio realizado en Estados Unidos se notificó una incidencia de neuropatía óptica isquémica anterior no arterítica (NAION) en personas mayores de 50 años de hasta 10 casos por cada 100.000 personas en el condado de Olmsted (Minnesota). En un estudio realizado en Francia, se observó que la neuropatía óptica era la causa más frecuente de enfermedad neurooftálmica.

El papel de la imagen en el diagnóstico

El papel de las modernas técnicas de imagen en el diagnóstico de las patologías neurooftálmicas está en constante evolución, como se ilustra ampliamente en la revisión Imagen en Neurooftalmología : CONTINUUM: Formación continua en Neurología (lww.com). En particular, el desarrollo futuro se centrará en la localización clínico-anatómica precisa de las lesiones que provocan alteraciones de las funciones visuales aferentes y eferentes, sobre todo en la retina y el nervio .

Los avances tecnológicos en los métodos de TC, IRM y OCT han cambiado drásticamente la forma en que ahora se diagnostican y controlan las enfermedades neurooftalmológicas a lo largo del tiempo.

IRM y TC

 

La Resonancia magnética es hoy en día la modalidad de imagen preferida para el diagnóstico de los trastornos de las vías oculares aferentes y eferentes, con la excepción de las hemorragias agudas y las anomalías del tejido óseo, para las que es preferible la TC. La RM tiene muchas ventajas sobre la TC, ya que proporciona un contraste superior entre las lesiones patológicas y el tejido sano. En segundo lugar, permite obtener imágenes multiplanares sin necesidad de reposicionar al paciente y, por último, al no verse afectada por los artefactos gráficos de endurecimiento del haz, permite una mejor visualización de las estructuras de la fosa craneal posterior.

Angiografía por resonancia magnética (ARM)

L'Angiografía por resonancia magnética (ARM)) sirve, concretamente, para examinar la anatomía vascular y cualquier anomalía o lesión, incluidos aneurismas, estenosis arteriales y malformaciones vasculares. Con su introducción, fue posible reducir drásticamente el uso de la angiografía por catéter, que es un examen invasivo, como método de examen de las estructuras vasculares.

Angiografía fluoresceínica (FAG)

En la práctica oftalmológica se sigue haciendo un amplio uso de laAngiografía fluoresceínica (FAG) para examinar las condiciones vasculares de la retina en tiempo real y distinguir los casos de edema de disco óptico real de los casos de pseudopapiledema. La FAG es una técnica invasiva que utiliza un agente de contraste, la fluoresceína, que puede provocar reacciones alérgicas en algunas personas.

OCT

La OCT (tomografía de coherencia óptica) es un método de imagen no invasivo para examinar el campo visual, el nervio óptico y la anatomía de la retina. La OCT utiliza los principios de la interferometría de baja coherencia para adquirir "in vivo" imágenes de alta resolución, de 3 μm a 6 μm, de las estructuras retinianas.

OCT de dominio espectral

Los recientes avances tecnológicos en la segmentación de la retina han permitido cuantificar el grosor de las distintas capas de la retina mediante la OCT de dominio espectral.

Este hallazgo diagnóstico facilita la cuantificación indirecta de la pérdida axonal, medida como adelgazamiento de la capa de fibras nerviosas de la retina, y el daño neuronal, medido como adelgazamiento de la capa plexiforme interna de las células maculares, como resultado de lesiones que afectan a los nervios ópticos, el quiasma y las fibras ópticas. Estos hallazgos de la OCT se correlacionan estrechamente con los resultados funcionales en todo el espectro de neuropatías ópticas, incluidos el glaucoma, la neuritis óptica, la neuropatía óptica isquémica, los trastornos hereditarios, las lesiones tóxicas del nervio óptico, los gliomas y el papiledema.

La OCT es especialmente útil para distinguir formas leves de sufrimiento retiniano de enfermedades graves del nervio óptico. Paralelamente, las imágenes de alta resolución de la mácula, así como la ptosis, pueden ser útiles para descartar patologías retinianas en casos de pérdida repentina de visión que se presentan a neurólogos y neurooftalmólogos.

Conclusiones

Sin embargo, el creciente papel de la neuroimagen no reduce la importancia de la localización clínico-anatómica de las lesiones. Al contrario, las técnicas de imagen deben concebirse como complementarias de un proceso que comienza con una anamnesis detallada, seguida de una exploración física minuciosa y completa del paciente.

 

 

Véase también:

Bibliografía
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  • Masson-Le Guen E, Cochard-Marianowski C, Macarez R, Charlin JF, Cochener B. Evaluaciones neurooftalmológicas en el Servicio de Oftalmología del Centro Médico Universitario de Brest: estudio retrospectivo de 269 pacientes (enero de 2004-octubre de 2009) J Fr Ophtalmol. 2012;35(10):768-75. doi: 10.1016/j.jfo.2011.08.017

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