La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la exposición a la contaminación atmosférica es una de las principales causas de brotes de enfermedades en el mundo. De hecho, la contaminación atmosférica se ha asociado a enfermedades pulmonares y cardiovasculares, así como a afecciones patológicas del sistema nervioso central como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y los accidentes cerebrovasculares.
El glaucoma es una neuropatía ocular degenerativa que constituye una de las principales causas de ceguera y baja visión en todo el mundo. El aumento de la presión intraocular (PIO) se ha identificado como el principal factor de riesgo editable para el glaucoma y es una condición suficiente, pero no necesaria, para la aparición de la enfermedad. El glaucoma es una enfermedad complejo, cuyos mecanismos etiológicos precisos aún no se conocen del todo. Algunos autores afirman que las personas que viven en zonas urbanas tienen 50% más probabilidades de desarrollar glaucoma que los que viven en zonas rurales, identificando así la contaminación atmosférica como un factor de riesgo que podría contribuir a la aparición de la enfermedad. Muy recientemente, además, se ha propuesto una asociación entre la discapacidad por glaucoma y los niveles nacionales de Partículas Atmosféricas de 2,5 micrómetros (PM2.5).
Si efectivamente se descubriera que la contaminación atmosférica está asociada al glaucoma, constituiría un nuevo factor de riesgo potencialmente editable y añadiría peso a las futuras campañas para reducir los contaminantes atmosféricos.
Un artículo reciente, publicado en Oftalmología de Investigación y Ciencias Visualesutilizaron datos del Biobanco del Reino Unido para evaluar la relación entre contaminantes atmosféricos PM2.5, glaucoma autorreferente, PIO y grosor medio de la capa plexiforme interna de las células ganglionares maculares (GCIPL). Los autores analizaron una cohorte de 111.370 participantesque se sometieron a pruebas oftalmológicas entre 2006 y 2010 en centros de Gran Bretaña. Se preguntó a los participantes sobre la presencia de glaucoma y se les realizaron pruebas oculares para medir la presión intraocular (PIO) y el grosor de la mácula. Los datos recogidos de los participantes se combinaron con mediciones de la contaminación atmosférica en sus zonas de residencia, con especial atención a las PM2.5.
El equipo de investigación informó que las personas que vivían en las 25% de las zonas más contaminadas tenían al menos 6% más probabilidades de declarar glaucoma que los que vivían en las zonas menos contaminadas. Los residentes en las zonas más contaminadas también tenían, una probabilidad significativamente mayor de tener un área macular retiniana más fina (cambio típico en la progresión del glaucoma). Los resultados no mostraron, sin embargo, ninguna asociación entre la presión intraocular y la contaminación atmosférica, lo que, según los investigadores, sugiere que la contaminación atmosférica influye en el riesgo de glaucoma a través de un mecanismo diferente, probablemente relacionado con efectos neurotóxicos y/o vasculares.
Fuente:
Sharon Y. L. Chua et al. The Relationship Between Ambient Atmospheric Fine Particulate Matter (PM2.5) y el glaucoma en una gran cohorte comunitaria. Oftalmología Investigativa y Ciencia Visual, 2019.
Dr. Carmelo Chines
Director responsable