En mayo de 2024, la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó la Lista de Patógenos Bacterianos Prioritarios (BPPL), una importante herramienta en la lucha mundial contra la resistencia a los antibióticos, cuya edición anterior databa de 2017.
El BPPL desempeña un papel esencial como guía para identificar las prioridades hacia las que debe dirigirse la investigación científica y para orientar las inversiones de la industria farmacéutica en la lucha contra la resistencia microbiana.
La BPPL incluye 24 patógenos, pertenecientes a 15 familias de microorganismos resistentes a los antibióticos, que se clasifican en tres grupos de prioridad: crítica, alta y media.
Esta es la lista actualizada, publicada en mayo de 2024
Prioridad crítica:
- Acinetobacter baumannii, resistente a los carbapenems;
- Enterobacterias resistentes a las cefalosporinas de tercera generación;
- Enterobacterias resistentes a la carbapenemasa;
- Mycobacterium tuberculosis, resistente a la rifampicina
Alta prioridad:
- Salmonella Typhi, resistente a las fluoroquinolonas
- Shigella spp. resistentes a las fluoroquinolonas
- Enterococcus faecium, resistente a la vancomicina
- Pseudomonas aeruginosa, resistente a la carbapenemasa
- Salmonella no tifoidea, resistente a las fluoroquinolonas
- Neisseria gonorrhoeae, resistente a las cefalosporinas de tercera generación y/o a las fluoroquinolonas
- Staphylococcus aureus resistente a la meticilina
Prioridad media:
- Estreptococos del grupo A resistentes a los macrólidos
- Streptococcus pneumoniae resistente a los macrólidos
- Haemophilus influenzae, resistente a la ampicilina
- Estreptococos del grupo B resistentes a la penicilina
El BPPL de la OMS también es de suma importancia para cartografiar la resistencia a nivel territorial y, de este modo, hacer hincapié en la necesidad de estrategias diseñadas a nivel regional y local para combatir eficazmente la resistencia.
Infecciones oculares multirresistentes
Por lo que respecta a las infecciones oculares, numerosos estudios han puesto de relieve en los últimos años la presencia de cepas bacterianas multirresistentes en muestras de tejido ocular infectado. Un estudio realizado en Estados Unidos, por Collier et al, demostró que los pacientes diagnosticados de queratitis bacteriana presentaban resistencia a los antibióticos de uso común, como las fluoroquinolonas, en aproximadamente 40% de los casos.
Ni siquiera Italia es inmune al reto que plantean las infecciones oculares resistentes a los antibióticos. Un estudio realizado por un grupo de vigilancia italiano informó de un preocupante aumento de la prevalencia de cepas de estafilococos resistentes a los aminoglucósidos y a la meticilina (SARM) en casos de infecciones oculares mediante un análisis retrospectivo que abarcaba los últimos 30 años en el área urbana de Turín.
Como es bien sabido, hay varios factores que contribuyen al desarrollo y la propagación de la resistencia microbiana en casos de infecciones oculares, como el uso inadecuado de antibióticos (incluida la automedicación deficiente), la dosis incorrecta o la duración del tratamiento.
El uso inadecuado de antibióticos a veces no sólo es imputable al paciente, sino también a los médicos, que -por una especie de precaución médico-legal- tienden a prescribir antibióticos con un amplio espectro de acción. Otra razón podría ser la saturación de las clínicas oftalmológicas, que induce al especialista a prescribir una molécula de antibiótico "segura" para evitar un nuevo ingreso en el centro de un paciente con una infección considerada "menor".
También existen factores de riesgo particulares relacionados con comorbilidades, como la diabetes o la retinopatía diabética, que exponen a los pacientes a una mayor probabilidad de desarrollar infecciones bacterianas conjuntivales y corneales, incluidas la conjuntivitis infecciosa aguda y la queratitis.
Estrategias para combatir la resistencia microbiana
En primer lugar, es esencial desarrollar una estrategia múltiple en la que participen médicos, políticos y ciudadanos, y se necesitan modelos de vigilancia nuevos y más avanzados de la resistencia ocular a los antibióticos para orientar las opciones de tratamiento en la práctica.
Los oftalmólogos y los médicos de familia deberían limitar la prescripción de antibióticos a lo estrictamente necesario y, paralelamente, sería conveniente realizar campañas de información para concienciar a la población de los riesgos del abuso de antibióticos y de la importancia de completar los ciclos de tratamiento según las indicaciones del médico para evitar el desarrollo de resistencias.
También hay que destacar la importancia que tienen para la prevención general de todas las infecciones determinadas prácticas primarias, como la higiene de las manos y la desinfección adecuada del instrumental quirúrgico y de diagnóstico.
El creciente uso de lentes de contacto, debido también al aumento de la prevalencia de la miopía, ha contribuido a un aumento de la incidencia de infecciones corneales y a la propagación de especies saprofitas del hidrogel de silicona utilizado en la producción de lentes de contacto.
Es esencial invertir más, tanto en términos de recursos financieros como de capital humano, en la investigación y el desarrollo de nuevos agentes antimicrobianos, incluidas terapias alternativas como los péptidos antimicrobianos y los bacteriófagos.
En cuanto al sistema nacional de vigilancia, podría implantarse un sistema similar al de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que en Estados Unidos apoyan la Red Nacional de Seguridad Sanitaria (NHSN), y que proporcionaría datos para establecer estrategias de prevención y orientar los programas de investigación sobre antimicrobianos.
A nivel regional y local, es crucial identificar los elementos que caracterizan los patrones territoriales específicos de resistencia. Un estudio italiano de 2024. Perfiles de resistencia a los antibióticos en las infecciones oculares: una preocupación local con un enfoque retrospectivo en un gran hospital del norte de ItaliaEl grupo de investigación "Infecciones Oftálmicas en el Área de Milán" recopiló datos epidemiológicos de un grupo de hospitales del área de Milán durante los últimos 6 años, centrándose en la resistencia a los antibióticos en casos de infecciones oculares. Los resultados indican la prevalencia de las infecciones por bacterias Gram-positivas, la buena actividad bactericida de las fluoroquinolonas y los glucopéptidos, y el aumento de la resistencia a los aminoglucósidos y las cefalosporinas de tercera generación. Entre los Gram negativos cabe destacar la resistencia a la amoxicilina y a las enterobacterias.
Se ha comprobado que el cloranfenicol es un agente terapéutico sobreutilizado, pero no incluido en los antibiogramas, por lo que la falta de datos clínicos limita la capacidad de verificar su eficacia en el tratamiento de las infecciones. Para superar esta laguna, el cloranfenicol debería incluirse de forma rutinaria en los antibiogramas.
Las infecciones oculares también presentan dificultades particulares a la hora de recoger muestras adecuadas de tejido infectado, lo que a menudo da lugar a falsos negativos, sobre todo con las técnicas convencionales que utilizan hisopos. Este problema se plantea a menudo en el caso de la queratitis, ya que la limitada carga microbiana y la variada etiología requerirían métodos de investigación más sensibles que los hisopos convencionales.
Podrían utilizarse métodos alternativos de recogida de muestras de tejido ocular, como el raspado corneal o la aspiración del humor acuoso. Estas pruebas diagnósticas también podrían complementarse con pruebas moleculares como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y la secuenciación de nueva generación (NGS).
Estos enfoques biomoleculares y metagenómicos podrían permitir una identificación más rápida y precisa de los microorganismos patógenos, y esta sensibilidad y especificidad superiores permitirían una terapia antibiótica específica, lo que conduciría a una gestión optimizada de los medicamentos antimicrobianos actualmente disponibles.
- Lista de patógenos bacterianos prioritarios de la OMS, 2024: Patógenos bacterianos de importancia para la salud pública para orientar la investigación, el desarrollo y las estrategias de prevención y control de la resistencia a los antimicrobianos. https://www.who.int/publications/i/item/9789240093461
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