Un nuevo enfoque del ojo seco

Lea la entrevista con el profesor Michael A. Lemp.

Introducción (Lea el artículo original en inglés)
La investigación sobre el ojo seco ha sido muy activa en las últimas décadas y, en particular, su ritmo se ha acelerado en los últimos años. En 2007, la Informe del TFOS Dry Eye WorkShop (DEWS)1 representaba la síntesis internacional del estado de la cuestión en este ámbito de investigación. Aunque este documento, universalmente aceptado, presentaba una imagen precisa del consenso existente sobre cómo veían esta enfermedad los expertos de distintas disciplinas científicas y médicas, era evidente que existían grandes lagunas en la base de conocimientos e importantes retos en las siguientes áreas: comprensión de la patogénesis y la progresión de la enfermedad, identificación de sus componentes esenciales, evaluación del grado de gravedad, diseño de ensayos clínicos para probar nuevas terapias y algunas variables contradictorias, como la falta de correlación entre los signos y síntomas objetivos de la enfermedad.
En los últimos cinco años se ha publicado un número considerable de artículos científicos sobre estas áreas de investigación. Los dos temas más investigados en el ojo seco han sido la inflamación y la osmolaridad lagrimal. Los descubrimientos más recientes han arrojado mucha luz sobre la fisiopatología del ojo seco, la relación entre los signos y síntomas clínicos, los nuevos marcadores y el desarrollo de la patología. Estos descubrimientos, que encontrará resumidos en este artículo, han dado lugar a nuevos conceptos fundamentales para la comprensión del ojo seco.

Cuestiones tópicas en el ojo seco
Esta enfermedad tan extendida, que afecta hasta a 20% de la población en Europa, Norteamérica y Asia, supone una carga considerable para los pacientes y la sociedad en la que viven.2,3.
Los principales retos para una mejor comprensión de esta patología incluyen:
- La existencia de una escasa correlación entre los signos objetivos de la enfermedad y los síntomas declarados por el paciente.
- Frecuentes discrepancias entre los signos objetivos de la enfermedad, sobre todo en la fase inicial de la enfermedad.
- Los criterios de valoración convencionales en los ensayos clínicos de nuevos agentes terapéuticos han demostrado, a pesar de cientos de estudios, ser inadecuados y han dado lugar a que casi ningún nuevo agente terapéutico haya sido aprobado para uso clínico.
- La escasa repetibilidad de la mayoría de las pruebas de diagnóstico clínico.
- Los datos de sensibilidad y especificidad son contradictorios y confusos en muchos estudios publicados.
- Aunque se ha demostrado que la inflamación desempeña un papel importante en el desarrollo del ojo seco, muchos pacientes no presentan signos clínicos de inflamación.

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Dr. Carmelo Chines
Director responsable

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