¿Habrá medicamentos para tratar la miopía en el futuro?

Numerosos estudios han demostrado que tanto los factores genéticos como los ambientales contribuyen a la patogénesis y progresión de la miopía. Estos últimos suelen influir en cambios importantes en la prevalencia y la gravedad de la miopía y, por este motivo, los fármacos actuales contra la miopía se dirigen principalmente a inhibir los efectos de los factores ambientales. En cambio, los factores genéticos pueden influir en la fisiopatología de la miopía a varios niveles y afectar potencialmente a las vías que median los efectos de los factores ambientales.

Esta afección óptica está causada por un error refractivo, a menudo resultado de un desajuste entre la potencia refractiva y la longitud axial del ojo, por el que la imagen de los objetos lejanos se forma en el ojo delante de la retina, haciendo que su visión sea indistinta y borrosa, mientras que la visión de los mismos objetos a corta distancia permanece clara y nítida. Un alto grado de miopía puede aumentar el riesgo de enfermedades oculares potencialmente peligrosas, como glaucoma, cataratas y desprendimiento de retina. Por lo tanto, es crucial prevenir precozmente la aparición y progresión de la miopía, especialmente entre los niños pequeños, para reducir el riesgo de miopía elevada en la edad adulta.

Hasta la fecha, la corrección óptica con lentes tradicionales o lentes de contacto es útil para permitir una visión correcta en los miopes, pero no es suficiente para detener la progresión de la miopía. Pero, ¿será posible tratar la miopía con medicamentos en el futuro?

Medicamentos para la miopía

Aunque la miopía es el resultado de interacciones entre los genes y el entorno, la farmacoterapia sigue siendo una posible modalidad de tratamiento. Entre las terapias farmacológicas más estudiadas se encuentran los colirios tópicos a base de atropina, que, sin embargo, aún están pendientes de aprobación por los organismos de farmacovigilancia.

En un análisis en el que se compararon hasta 30 estudios clínicos, se informó de que las intervenciones farmacológicas, incluidas las basadas en atropina y pirenzepina, son eficaces para ralentizar el cambio refractivo o el alargamiento axial. Sin embargo, la dosis óptima de atropina sigue sin estar clara y deberá investigarse con más estudios.

Los investigadores también están trabajando para identificar otros fármacos candidatos, como los agonistas de los receptores α2-adrenérgicos y los inhibidores de las metaloproteasas. El papel de la señalización dopaminérgica en la interacción entre factores genéticos y ambientales en la patogénesis de la miopía podría ser otra diana interesante para el tratamiento farmacológico de la miopía. Además, serán necesarios más estudios para comprender el efecto aditivo de una combinación de agentes farmacológicos con intervenciones ópticas y ambientales.

Terapia génica para la miopía

La identificación de genes asociados a la susceptibilidad a la miopía podría aclarar las bases moleculares de esta afección y la posibilidad de utilizar terapia génica. Los estudios de asociación del genoma completo (GWAS) han identificado que los genes próximos a los loci asociados a la miopía o a los defectos de refracción están implicados en varias vías, como la remodelación de la matriz extracelular de la esclerótica, el desarrollo ocular y del sistema nervioso central, la función de los neurotransmisores, el desarrollo neuronal y el metabolismo del ácido retinoico.

En general, para que la farmacoterapia o la terapia génica controlen la miopía, será importante determinar si el objetivo del tratamiento es la esclerótica o la retina. Desde un punto de vista farmacológico, el tejido escleral puede alcanzarse más fácilmente mediante colirios tópicos que el tejido retiniano. Además, a la hora de establecer una dosis terapéutica óptima y segura de atropina, también debe tenerse en cuenta el uso profiláctico entre los niños con alto riesgo de miopía alta.

En conclusión, aún no se ha desarrollado una modalidad de tratamiento farmacológico óptima. Actualmente, la orto-K (es decir, las lentes de contacto nocturnas), las lentes de contacto multifocales blandas y la atropina se encuentran entre las terapias recomendadas. Para cada una de ellas, los oftalmólogos tienen en cuenta la eficacia, los riesgos asociados y los beneficios, junto con el efecto de los factores ambientales. De hecho, el tratamiento farmacológico, el tratamiento óptico o la terapia combinada deben realizarse teniendo en cuenta las condiciones ambientales (como aumentar las actividades al aire libre o reducir la duración de las actividades que favorecen la miopía) para reducir eficazmente la progresión de la miopía o inhibir su patogénesis en el futuro.

Bibliografía:

Wen-Yi Wang et al, Candidatos farmacoterapéuticos para la miopía: Una revisión, Biomed Pharmacother. 2021 Jan;133:111092. doi: 10.1016/j.biopha.2020.111092. Epub 2020 Dic 14.

Dr. Carmelo Chines
Director responsable

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