La microbiota y el ojo - Parte II

Microbiota y enfermedades oculares
- Actualmente se dispone de datos científicos consolidados sobre la correlación entre las alteraciones de la composición de la microbiota intestinal y la patogénesis de las enfermedades intestinales, incluido el síndrome del intestino irritable.
Probablemente se sabe menos sobre las correlaciones entre las alteraciones de la microbiota y la aparición de determinadas enfermedades oculares.
El primer punto a destacar es que esta correlación es detectable para las enfermedades oculares en las que hay un componente inflamatorio y los ámbitos específicos pueden resumirse del siguiente modo:

  • Microbiota y degeneración macular asociada a la edad
  • Microbiota y enfermedades de la superficie ocular, en particular el ojo seco
  • Microbiota y enfermedades neurodegenerativas oculares, incluido el glaucoma

Microbiota y AWD
La DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad) es una enfermedad degenerativa crónica, progresiva y con tendencia a la bilateralidad, que afecta al mácularegión central de la retina responsable de la visión diferenciada de los detalles de la imagen.
Si no se trata adecuadamente, la DMAE puede provocar alteraciones visuales graves e irreversibles.
Se reconocen dos formas de AWD:
la forma atrófica o "seca", que afecta a alrededor del 90% de los casos, se caracteriza por la acumulación bajo la mácula de depósitos de material amarillento, el drusasque alteran progresivamente la funcionalidad de los fotorreceptores, las células responsables de la percepción de los estímulos luminosos.
la forma neovascular o "húmeda", menos frecuente, pero con un desenlace más discapacitante, se caracteriza por la formación de pequeños vasos sanguíneos anormales bajo la mácula. Estos vasos, de paredes muy frágiles, pueden supurar líquido con facilidad o romperse, provocando hemorragias en la retina.

Aunque aún no se conocen del todo las causas de la enfermedad, algunos factores de riesgo han sido ciertamente identificados. En primer lugar, laedad (se calcula que el 8% de la población mayor de 50 años está afectada por la DMAE), a la que se suman una serie de factores de riesgo:
- demografíapor ejemplo, etnia y sexo
- genética: se han identificado una serie de mutaciones que parecen predisponer a la aparición de la enfermedad.
medio ambiente, como el tabaquismo, el consumo de alcohol, la obesidad, la escasa actividad física, la exposición prolongada a la luz solar y la ingesta reducida de antioxidantes en la dieta.
En términos de terapia, el gran avance para la forma neovascular fue la introducción de tratamientos intravítreos con el medicamentos anti-VEGFcuyo objetivo es neutralizar el efecto del VEGF (Factor de crecimiento endotelial vascular), que interviene en la regulación de la permeabilidad y el crecimiento de los vasos. Los fármacos antiangiogénicos son capaces de estabilizar la enfermedad y, en algunos casos, mejorar la visión en la mayoría de los pacientes con la forma húmeda, siempre que se administren a tiempo.
Para la forma atrófica, no existen tratamientos farmacológicos que puedan contrarrestar su aparición y progresión. Sin embargo, varias evidencias clínicas atestiguan que el control nutricional puede constituir una estrategia de prevención, ya que se ha demostrado que determinados micronutrientes tienen la capacidad de reducir el riesgo de progresión de la enfermedad.
Además, estudios recientes han demostrado que un estado de alteración de la microbiota intestinal (disbiosis)o una condición de desequilibrio microbiano, pueden influir en la aparición y progresión de esta grave enfermedad ocular.

Inflamación y DMLE
Estudios recientes sugieren que los mediadores de la inflamación desempeñan un papel importante en la fisiopatología de la DMAE, especialmente en la formación de especies reactivas del oxígeno (ROS(Especies Radicales de Oxígeno), en concentraciones elevadas pueden dañar el epitelio pigmentario de la retina, la capa que absorbe la luz y nutre las células retinianas, y aumentar el riesgo de desarrollar DMAE.

El papel de la microbiota
Dado el papel de la inflamación y los radicales libres en la aparición de la DMAE, se planteó la hipótesis de que algunos nutrientes con acción antiinflamatoria y antioxidante, directa o indirectamente, a través de la microbiota intestinal puede tener efectos beneficiosos en la prevención de la DMAE.
Esta hipótesis ha despertado un gran interés en la comunidad científica, que ha empezado a investigar la eficacia de los prebióticos y probióticos, así como de los alimentos ricos en antioxidantes, como estrategia de prevención de la DMAE.
La microbiota intestinal está formada por número número muy elevado de microorganismos, diferentes especies microbianas, que es indispensable para el bienestar de nuestro organismo. Con el proceso normal de envejecimiento y especialmente a partir de los 65 años, edad en la que aparece con más frecuencia la ELD, la microbiota intestinal sufre cambios, perdiendo, por ejemplo, la enorme variedad microbiana. Estos cambios se reflejan en una respuesta inmunitaria diferente y parecen estar relacionados con la aparición de diversas enfermedades metabólicas, como la diabetes, o relacionadas con la edad, como la DMAE.

Qué micronutrientes son útiles en la prevención de la DMAE y por qué
A revise italiano, publicado en la revista Nutrientes, repasó algunos de los estudios más significativos que analizan el papel de la microbiota intestinal en la DMAE y destacó cómo los hábitos alimentarios están estrechamente asociados a determinadas enfermedades.
Se observó que una dieta de tipo "occidental" basada en un consumo elevado de productos lácteos, carne roja, dulces y bebidas energéticas se asociaba predominantemente a individuos con DMAE.
En cambio, una dieta "oriental" basada en la ingesta de legumbres, arroz y productos lácteos bajos en grasa ha demostrado tener un papel preventivo en la aparición de esta enfermedad ocular.

A continuación se enumeran las sustancias que han demostrado tener los efectos más beneficiosos para la salud ocular.

- La vitamina C o ácido ascórbico, se encuentra principalmente en frutas (cítricos, kiwi, fresas y grosellas negras) o verduras (coles, espinacas, tomates y patatas). Tiene un alto poder antioxidante, que contrarresta los radicales libres, protegiendo los ojos contra las enfermedades degenerativas de la retina, el glaucoma y actuando preventivamente contra las úlceras corneales.

- La vitamina E es un potente antioxidante, presente en grandes cantidades en los frutos secos (almendras, cacahuetes y piñones), así como en los albaricoques secos, las pipas de girasol, las legumbres y las verduras de hoja verde. Forma parte de un gran grupo de moléculas liposolubles y es capaz de reducir los radicales libres e inhibir la propagación de las ERO.

- La Zinc  es un potente antioxidante que ayuda al organismo a absorber la vitamina A. Es un oligoelemento importante que interviene en diversos procesos fisiológicos, como la construcción del ADN y la correcta formación de determinadas proteínas. Está presente en el tejido ocular en altas concentraciones, sobre todo en la retina y la coroides. Las carencias de zinc afectan al desarrollo ocular y a la aparición de enfermedades como las cataratas y las enfermedades degenerativas de la retina, y predisponen a una mala visión nocturna. El zinc se encuentra principalmente en alimentos como el marisco (especialmente las ostras), los huevos, el hígado, la ternera y el cordero.

- I Carotenoides
Tres carotenoides están especialmente concentrados en la mácula humana (la zona central de la retina) y tienen un gran poder antioxidante: luteína, zeaxantina e meso-zeaxantina. Las dos primeras se encuentran en las verduras de hoja verde como las espinacas, la col rizada, las acelgas y el brécol, así como en el maíz, la albahaca, los tomates, las verduras amarillas como la calabaza, el té verde y muchas otras verduras, mientras que la tercera se dice que se forma en la mácula a partir de transformaciones metabólicas de los caroteinoides ingeridos. Por lo tanto, estas sustancias pertenecen al grupo de intervenciones nutricionales que pueden/deben aplicarse para prevenir el envejecimiento, la degeneración macular y otras enfermedades oculares.
En caso de deficiencias debidas a condiciones patológicas o a una nutrición inadecuada, la luteína y la zeaxantina pueden complementarse con nutracéuticos especialmente formulados.

Rinninella E. et al. El papel de la dieta, los micronutrientes y la microbiota intestinal en la degeneración macular asociada a la edad: nuevas perspectivas desde el eje intestino-retina. Nutrients 2018, 10, 1677- Wong WL, Su X, Li X, et al.

Global prevalence of age-related macular degeneration and disease burden projection for 2020 and 2040: a systematic review and meta-analysis. Lancet Glob Health. 2014 Feb;2(2):e106-16

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Ficha nº 6 - Microbiota parte 2

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Véase también:
La microbiota y el ojo - Parte I

Dr. Carmelo Chines
Director responsable

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