Este testimonio, fruto de una experiencia conmovedora e imborrable, nace del encuentro con una chica discapacitada visual, muy muy especial, y de su invitación a "nosotros" los videntes a visitar algunas zonas de los Museos Vaticanos, pero con la única condición de mantener los "ojos cerrados".
Embelesados tanto por la emoción como por la curiosidad, aceptamos la invitación con especial entusiasmo.
Comenzamos este viaje con el análisis de una obra maestra de Myron que representa a la diosa Atenea y a Marsias.
Así que cerramos los ojos y emprendemos esta delicada aventura con la inestimable ayuda de nuestras guías con discapacidad visual, chicas extraordinarias que, a base de esfuerzo, han sabido sacar una gran fuerza de lo que muchos considerarían una debilidad.
Con dulzura y delicadeza, pues, a partir de la estatua de Marsias, de la primera mitad del siglo I d.C., nos guían dejándonos tocar con ambas manos primero el cabello, luego el rostro, la espalda y así sucesivamente... llevándonos a captar cada detalle y dejándonos percibir cada matiz, liberando la imaginación y explicando elementos que se vuelven mucho más reales y vivos al tacto de lo que parecen a los ojos.
Mucho más complejo parecía el proceso relativo a cuadros como la Deposición de Caravaggio, la Transfiguración de Rafael o el fresco de Melozzo.
A pesar de tener a nuestra disposición: los calcos, que reproducen fielmente los personajes representados en cada obra individual, los paños/tejidos de las ropas que visten los sujetos del cuadro y, cuando están presentes, también el oído de los instrumentos musicales (véase, por ejemplo, el fresco de Melozzo), todos ellos útiles para comprender la obra en su conjunto, la intuición de los cuadros es bastante difícil de entender y, en consecuencia, de "ver".
De hecho, es sorprendente cómo nuestros guías consiguen señalar detalles que nuestros ojos pasan por alto.
No cabe duda de que debemos reconocer el ingenio, la sensibilidad, la dedicación y el compromiso de quienes, a pesar de disponer de los cinco sentidos, deseaban fervientemente que el arte fuera accesible a todos.
Me siento honrado de haber tenido la oportunidad de vivir esta maravillosa experiencia que me permitió acercarme al arte con nuevos ojos.
Patrizia
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Dr. Carmelo Chines
Director responsable