"Vemos con los ojos, pero también vemos con la mente" - Oliver Sacks
El domingo 30 de agosto nos dejó el Dr. Oliver Sacks, un gran científico que exploró algunos de los "lugares" del misterioso mundo que es nuestro cerebro.
Brillante neurólogo y hombre de una bondad poco común, supo darse cuenta del potencial inexpresado y de las muchas capacidades sin explotar de nuestras mentes. Precisamente por eso le gustaba decir: "Vemos con los ojos, pero también vemos con la mente. Y a esto se le suele llamar imaginación, ....". (véase el vídeo publicado por Internazionale)
De hecho, en "El hombre que confundió a su mujer con un peinado", Sacks escribió: "Ciertamente, el cerebro es una máquina y un procesador, y la neurología clásica tiene toda la razón. Pero los procesos mentales, que constituyen nuestro ser y nuestra vida, no son sólo abstractos y mecánicos, sino también personales; y como tales implican no sólo clasificación y ordenación en categorías, sino también una actividad continua de juicio y sentimiento". El Dr. Sacks ha sido un firme defensor de la necesidad de comunicarse con los pacientes y, especialmente "sabía hablar con sus pacientes e infundirles esperanza y valor, incluso ante los diagnósticos más terribles.
Como prueba de ello, él mismo quiso anunciar al mundo que el tumor que le había atacado en el hígado se había extendido al cerebro y se lo iba a llevar. E incluso entonces pronunció palabras extraordinarias para expresar su alegría por haber vivido y haber podido realizar tantas cosas importantes a lo largo de su vida.
Un hombre y científico valiente y a menudo poco convencional, que a veces causó revuelo y críticas en la comunidad científica.
El gran público lo conoció con el estreno en 1990 de la película "Despertares", inspirada en su libro "Despertares", publicado en 1973 y editado en Italia en 1987. La película cuenta la historia real de un médico, el Dr. Malcolm Sayer (en realidad el propio Sacks) interpretado por Robin Williams, y su experiencia con una rara enfermedad neurológica, la encefalitis letárgica, que condena a los pacientes a un estado catatónico. Mediante la administración experimental de L-Dopa, el Dr. Sayer/Sacks había conseguido devolver a algunos de ellos a un estado de consciencia y contacto con la realidad.
El Dr. Sacks también fue poeta y escritor. Entre sus libros más conocidos se encuentran El hombre que confundió a su mujer con un sombrero (1986), A la pata coja (1991), Un antropólogo en Marte (1995), La isla de los incoloros (1997) y Alucinaciones (2013). A menudo, a través de los libros, Sacks entraba en relación con sus lectores, sobre todo cuando eran lectores/pacientes. Un ejemplo para todos, recogido en el New York Times con motivo delnecrológica del Dr. SacksLennerd cuenta que envió un ejemplar de "Musicofilia" de Sacks a su anciano tío, que padecía amusia, un trastorno neurológico en el que los sonidos musicales se perciben como un conjunto cacofónico de ruidos desagradables y desafinados. Lennerd cuenta que su tío se sintió "reconfortado al saber que no estaba solo y que no estaba loco".
Oliver Sacks, de hecho, creía firmemente que su misión era ayudar a las personas "en movimiento" a asegurarse de que no se estaban volviendo locas, sobre todo porque para él la frontera entre la salud y la enfermedad mental no estaba en absoluto tan clara y definida. Hay gran expectación ante la publicación por Adelphi, el 15 de octubre, de la versión italiana de la autobiografía de Sacks "En movimiento" ("In movimento"). Muchos pasajes revelarán al público la compleja personalidad de un hombre frágil, contradictorio, pero también generoso, optimista y, sobre todo, lleno de ganas de vivir. Algunas breves anticipaciones: "... Decepcioné y molesté a mis padres cuando confesé mi homosexualidad en la adolescencia; huí a Estados Unidos después de que mi hermano Michael se volviera psicótico y el aire de la casa se hiciera irrespirable;... cortejé a la muerte con la velocidad de las motos, el culturismo extremo y las anfetaminas; y sólo cuando me echaron de los laboratorios de investigación y empecé a dedicarme a los pacientes me di cuenta de que mi vida podía tener un propósito y nunca volví a dejar ese salvavidas."
Dr. Carmelo Chines
Director responsable