Le lentes de contacto (LAC) son la solución cada vez más adoptada por quienes necesitan lentes oculares correctoras.
De hecho, a menudo se prefieren las LAC a las gafas porque son menos voluminosas, más prácticas de manejar y, sobre todo, porque no son visibles. Sin embargo, el uso prolongado y, sobre todo, incorrecto de las LAC puede acarrear una serie de complicaciones, tales como síndrome del ojo seco o el queratitis microbiana (CM), una de las complicaciones más graves y que más ponen en peligro la visión. Para evitar, o al menos reducir, el riesgo de aparición de trastornos relacionados con el uso de ALC, se deben adoptar, de hecho, buenas prácticas de higiene ocular especialmente para evitar cualquier infecciones microbianas que puede acabar provocando una queratitis microbiana.
Epidemiología
Queratitis microbiana, incluida la queratitis bacteriana, hongos y de Acanthamoeba, afectan a la córnea, dando lugar a procesos inflamatorios. Las causas de su aparición pueden ser variadas, pero las trauma mecánica suele ser la causa principal. Los estudios epidemiológicos han demostrado que la incidencia de queratitis microbiana varía tanto en función del patógeno responsable de la infección como del tipo de lente de contacto utilizado: el uso de LAC nocturnas, por ejemplo, en comparación con las LAC diarias, se correlaciona con un mayor riesgo de aparición de CM.
Causas
En condiciones fisiológicas normales, la superficie corneal está protegida de la infección microbiana por varios mecanismos protectores; entre ellos se encuentra el líquido lagrimal, que, gracias a la secreción de dos moléculas, la lactoferrina y la lisozima, desempeña una importante función antimicrobiana. Además, elepitelio corneal constituye una verdadera barrera física, capaz de impedir la entrada de microorganismos. Sin embargo, como consecuencia de un traumatismo mecánico o de un uso incorrecto de las lentes de contacto, las defensas naturales del organismo pueden verse comprometidas y los ojos, en este caso, se vuelven más susceptibles a las infecciones microbianas.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo que subyacen a la aparición de queratitis microbianas son muchos y a menudo no modificables, como el sexo masculino, la predisposición genética y el nivel socioeconómico. Otros, en cambio, dependen de ciertos malos hábitos o prácticas de higiene ocular inadecuadas, por lo que pueden modificarse para reducir la probabilidad de aparición de la propia enfermedad. Entre los factores de riesgo modificables figuran, por ejemplo, el uso prolongado de LAC nocturnosEl tabaquismo, la limpieza de los LAC con soluciones inadecuadas o no lavarse las manos antes de utilizarlos se encuentran entre los más comunes. Además, los datos clínicos han demostrado que el uso de lentes de contacto estéticascomo los utilizados para obtener un color de ojos distinto del propio, pueden ser la causa de una queratitis microbiana.
Síntomas y signos
El cuadro sintomatológico varía en función del agente patológico responsable de la queratitis (bacterianas, fúngicas o de Acanthamoeba). En general, los síntomas asociados a la queratitis bacteriana se presentan de forma inmediata e incluyen fotofobia (hipersensibilidad a la luz), dolor e hinchazón de los párpados; si, por el contrario, se está ante una queratitis fúngica, los síntomas aparecen entre 5 y 10 días después de la infección, ya que los hongos tardan más en crecer que las especies bacterianas. Los signos clínicos en este caso dependen a su vez del agente fúngico responsable de la infección: infecciones por Cándida provocan una inflamación del epitelio corneal con bordes "redondeados"; si, por el contrario, se trata de Aspergillus, los bordes del epitelio corneal estarán "emplumados". Por último, los signos clínicos de la queratitis por Acanthamoeba son infiltrados en forma de anillo y perineuritis, que, sin embargo, también pueden estar ausentes.
Tratamiento
En tratamiento depende del tipo de queratitis y la determina el médico especialista tras una cuidadosa evaluación del cuadro clínico del paciente. En general, las estrategias de intervención terapéutica incluyen la administración de antibióticos, antifúngicos y antiinflamatorios.
Fuente
Dr. Carmelo Chines
Director responsable