La presbicia es una afección fisiológica que aparece con la edad y se caracteriza por la pérdida gradual de la capacidad de acomodación del ojo, que suele producirse después de los 40 años.1
La fisiopatología de la presbicia sigue siendo poco conocida. Según la hipótesis predominante, con la edad el cristalino perdería progresivamente sus propiedades elásticas, lo que provocaría una disminución de la capacidad de acomodación. Otros estudios, sin embargo, apoyan la teoría de que la presbicia está causada por un aumento del volumen y del diámetro ecuatorial del cristalino, generalmente durante la quinta década de la vida.1
El uso de dispositivos portátiles, tanto para actividades profesionales como de ocio, es un fenómeno que se ha hecho omnipresente en la sociedad moderna, a escala mundial. Personas de todas las edades utilizan dispositivos electrónicos portátiles (como teléfonos inteligentes y tabletas) para la comunicación escrita (mensajes de texto, correo electrónico) y el acceso a Internet. El resultado es la sustitución del material impreso en papel por dispositivos electrónicos, que se han convertido en parte integrante de la vida cotidiana. Las nuevas tecnologías y el creciente uso de los medios digitales también están modificando los hábitos posturales y de comportamiento de las personas, con consecuencias en los estilos de visión y las posturas adoptadas por las personas que utilizan teléfonos inteligentes durante períodos prolongados.2
En la mayoría de los países industrializados, los teléfonos inteligentes son populares entre los adultos jóvenes desde hace años, pero recientemente se ha producido un crecimiento significativo en la adopción de la tecnología digital también por parte de de las generaciones mayores. En Italia, 48% de las personas mayores de 50 años poseen un teléfono inteligente y se observa una tendencia similar en el resto de Europa y Estados Unidos. En consecuencia, personas de distintas edades pueden experimentar diferentes problemas visuales al utilizar smartphones.2
Sin embargo, aún se sabe poco sobre la prevalencia y los factores determinantes de las dificultades relacionadas con los teléfonos inteligentes en personas con presbicia.2
Parámetros que afectan a la distancia de visión con smartphones
La distancia de lectura de referencia para los exámenes optométricos es de 40 cm; de hecho, se considera una distancia de lectura típica para los soportes de papel. Aún no se ha establecido claramente si esta distancia de lectura puede aplicarse también a los nuevos dispositivos electrónicos portátiles.2
Un reciente estudio observacional analizó varios parámetros que podrían influir en la distancia de visión con smartphones en distintos grupos de edad.
De media, los participantes del grupo con presbicia sostenían los smartphones a mayor distancia que los adultos jóvenes, con un aumento de la distancia de 10%. La diferencia fue de 4 cm, con una reducción de 0,29 dioptrías en la necesidad de acomodación.2 Los estudios realizados hasta ahora también han planteado la hipótesis de que las personas con presbicia que tienen dificultades para leer en sus teléfonos inteligentes lo compensan ajustando el brillo de la pantalla y el tamaño de la letra, en lugar de modificar su distancia de visión habitual, como ocurre con los soportes de papel. Algunos autores han observado que el tamaño de la pantalla influye en la distancia de visión y, en particular, que cuanto más pequeña es la pantalla, menor es la distancia de visión. es la distancia de uso.2
Los autores también especularon con la posibilidad de que fueran necesarios cambios en el diseño de las lentes oftálmicas (sobre todo para la corrección de la presbicia) para facilitar los requisitos visuales modernos.2
Las lentes intraoculares de nueva generación, como las EDOF con tecnología de frente de onda, están diseñadas para satisfacer las necesidades incluso de los présbitas que se enfrentan a diario a los smartphones y a los medios informáticos. Estas lentes, de hecho, se caracterizan por la capacidad de crear un único foco continuo que permite una visión de alta calidad a todas las distancias, minimizando la disfotopsia (alteraciones visuales que pueden surgir tras la cirugía de cataratas). Esto se traduce en la independencia de las gafas para la mayoría de las actividades cotidianas, incluido el uso del ordenador y el teléfono móvil.
Bibliografía:
Dr. Carmelo Chines
Director responsable