Obesidad y riesgos para la visión

La obesidad es un grave problema de salud pública en todo el mundo, una auténtica pandemia silenciosa que tiene innumerables correlaciones con numerosas enfermedades oculares, ya que se trata de una afección sistémica que afecta a la salud de todo el organismo con importantes repercusiones en el aparato visual.

Los últimos datos oficiales de la OMS corresponden a 2022 e informan de una cifra mundial de 43% de adultos mayores de 18 años con sobrepeso y 16% con obesidad, un total de 890 millones de personas.

Se calcula que en todo el mundo mueren cada año 28 millones de personas por enfermedades relacionadas con el sobrepeso o la obesidad, o sufren discapacidades graves que deterioran considerablemente su calidad de vida.

Entre ellas figuran:

  1. Enfermedades cardiovasculares, principalmente infarto de miocardio e ictus
  2. Diabetes mellitus de tipo 2
  3. Trastornos musculoesqueléticos, en particular osteoartritis
  4. Ciertos tipos de cáncer, como los de endometrio, mama, ovario, próstata, hígado y vejiga, riñón y colon.
  5. Enfermedades oculares

Las enfermedades oculares que se han encontrado asociadas a la obesidad según los estudios disponibles en la literatura incluyen:

  1. Cataratas, especialmente en las formas cortical posterior y subcapsular
  2. Neuropatía óptica glaucomatosa
  3. Degeneración macular asociada a la edad
  4. Oclusión de venas y arterias retinianas
  5. Síndrome del ojo seco
  6. Papiledema
  7. Uveítis

Se descubrió que estaban específicamente relacionados con la apnea obstructiva del sueño, una afección muy frecuente en los obesos:

  1. Síndrome del iris en bandera
  2. Coriorretinitis serosa central
  3. Glaucoma de tensión normal
  4. Neuropatía óptica isquémica anterior no arterítica

Los mecanismos etiopatogénicos que explican el papel de la obesidad en la aparición de enfermedades oculares incluyen principalmente la inflamación, el estrés oxidativo y los desequilibrios hormonales y metabólicos.

Hasta ahora, la obesidad se diagnosticaba en función del Índice de Masa Corporal (IMC), que ha demostrado ser un parámetro inexacto, ya que puede llevar a sobrediagnósticos o infradiagnósticos. Una comisión de 56 expertos ha elaborado una serie de 18 criterios, Comisión de Diabetes y Endocrinología de The Lancet sobre la definición y el diagnóstico de la obesidad clínica - The Lancet Diabetes & Endocrinologyincluida la circunferencia de la cintura o la medición directa de la grasa mediante Dexa (densitometría ósea) - y distinguió entre dos tipos de obesidad, clínica y preclínica. La obesidad clínica indica una verdadera enfermedad crónica asociada a una disfunción orgánica concomitante, mientras que la obesidad preclínica se asocia a un grado variable de riesgo para la salud, pero sin enfermedad concomitante.

Por ello, la Comisión ha establecido 18 criterios diagnósticos para la obesidad clínica en adultos y 13 criterios específicos para niños y adolescentes, entre los que se incluyen: disnea (falta de aire), insuficiencia cardiaca, dolor de rodilla o cadera, determinadas alteraciones óseas y articulares en niños y adolescentes que pueden restringir el movimiento, otros signos y síntomas causados por disfunciones en otros órganos (incluidos los riñones, las vías respiratorias, el sistema nervioso, el sistema urinario y el sistema reproductor).

Para las enfermedades oculares, una revisión sistemática basada en la población, Obesidad y riesgo de enfermedades oculares relacionadas con la edad: una revisión sistemática de estudios prospectivos basados en la poblaciónanalizó la correlación entre los datos antropométricos y cuatro enfermedades oculares específicas: cataratas, glaucoma, DMAE y retinopatía diabética. Cabe destacar las diferencias significativas entre las distintas poblaciones examinadas. Por ejemplo, la obesidad definida por el IMC se asocia positivamente con la DMAE en las poblaciones occidentales, pero no en las asiáticas, y lo mismo ocurre con la retinopatía diabética. Esta aparente paradoja puede explicarse por el hecho de que algunas personas tienden a acumular el exceso de grasa a la altura de la cintura, mientras que otras en sus órganos o alrededor de ellos, como el hígado, el corazón o los músculos. Esta última disposición morfológica se asocia a un mayor riesgo para la salud que cuando el exceso de grasa se localiza sólo bajo la piel, en los brazos, las piernas u otras zonas. En general, el perímetro de la cintura resultó ser un parámetro más fiable que el índice de masa corporal en las poblaciones no occidentales. No obstante, se necesitan más estudios longitudinales, en particular sobre los depósitos de grasa abdominal y los efectos de la pérdida de peso para comprender mejor la etiología y poder prevenir las enfermedades oculares relacionadas con el sobrepeso.

Bibliografía
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