Edema macular diabético y uveítis: cifras y patogenia
Entre las enfermedades oculares crónicas, ofrecemos una visión en profundidad del edema macular diabético (EMD o EMD) y la uveítis. El EMD es una de las complicaciones oculares más graves asociadas a la diabetes: 35% de los pacientes diabéticos desarrollan retinopatía diabética (RD) y, en 7% de los casos, evoluciona a EMD, que sin tratamiento puede dañar gravemente la visión central. La hiperglucemia contribuye en gran medida a la patogénesis de la DME, provocando un estado de neuroinflamación, estrés oxidativo y disfunción vascular que afecta a la retina del ojo. Las pruebas clínicas han demostrado que el estado de inflamación crónica intrarretiniana de bajo grado actúa como desencadenante del desarrollo de enfermedades edematosas. Sólo en Italia, hay aproximadamente 200.000 personas que padecen EMD y, por tanto, están sujetas a una disminución gradual de la visión y a un deterioro de la misma.
La uveítis, por su parte, representa un grupo heterogéneo de enfermedades inflamatorias que, partiendo de la úvea, son capaces de comprometer diversas estructuras del ojo, entre ellas la retina y el nervio óptico. Su frecuencia depende de factores geográficos, genéticos, sociales y ambientales. En el mundo occidental, la uveítis representa el 10% de las enfermedades oculares y afecta sobre todo a adultos jóvenes (20-50 años). Los diagnósticos de uveítis han aumentado considerablemente en los últimos 20 años gracias a una clasificación más clara y a la mejora de los métodos de diagnóstico. Según la localización del proceso inflamatorio, las uveítis pueden ser: i) anteriores, ii) intermedias, iii) y posteriores. Esta última también puede ser de naturaleza infecciosa y no infecciosa. En las uveítis posteriores no infecciosas, la disminución de la agudeza visual suele estar relacionada con la presencia de edema macular, vitritis o inflamación del nervio óptico.
La estrategia terapéutica para ambas enfermedades oculares, la EMD y la uveítis -en particular para la uveítis posterior no infecciosa- consiste en reducir el estado inflamatorio con diversos tratamientos a largo plazo, como los anti-VEGF (factor de crecimiento endotelial vascular) y las inyecciones intravítreas de antiinflamatorios esteroideos.
Impacto de COVID-19 en la gestión de pacientes con enfermedades oculares crónicas tratados con terapias de larga duración
El impacto de la pandemia de COVID-19 en el tratamiento de personas con enfermedades oculares crónicas -como el edema macular diabético y la uveítis- fue devastador. Los pacientes y el personal sanitario se enfrentaron a una situación de emergencia que hizo necesario el uso de importantes precauciones, lo que llevó a las instalaciones clínicas y hospitalarias a limitarse a las urgencias. La gestión de las personas que padecían patologías crónicas, como EMD y uveítis, se vio, por tanto, considerablemente ralentizada debido a una fuerte disminución de las visitas médicas, los exámenes, los seguimientos y, sobre todo, las sesiones de tratamiento. Las primeras estimaciones indican que solo en Italia se suspendieron unos 18 millones de servicios sanitarios en 2020. El impacto de la emergencia COVID-19 ha afectado, por tanto, significativamente a la conformidad y en la adherencia terapéutica: estos últimos factores de importancia fundamental en la gestión de individuos crónicos. Los datos de la literatura reciente, por lo tanto, instan a la adopción de nuevas oportunidades para la gestión de las enfermedades crónicas, como la telemedicina. Esta última, de hecho, permitiría realizar muchas visitas por videoconferencia o a través de simples llamadas telefónicas.
Importancia del cumplimiento y la adherencia en el tratamiento de las enfermedades oculares crónicas (edema macular diabético y uveítis) e impacto en la calidad de vida.
Según la definición de la Organización Mundial de la Salud, "una enfermedad crónica es toda enfermedad que conlleva problemas de salud y formas de discapacidad que requieren años de tratamiento continuado". La mala adherencia al tratamiento de las enfermedades crónicas es un problema mundial de primera magnitud, cuyas consecuencias se traducen en una mala salud y unos costes sanitarios significativos. Sin embargo, incluso hoy en día, la adherencia al tratamiento a largo plazo de las enfermedades crónicas en los países desarrollados se sitúa en una media de 50%, alcanzando tasas aún más bajas en los países en vías de desarrollo.
La mala adherencia al tratamiento a largo plazo compromete gravemente la eficacia del mismo, reduciendo la calidad de vida del paciente afectado. La uveítis no infecciosa representa, por ejemplo, una de las principales causas de pérdida visual debido a su curso típicamente recidivante y a la alta frecuencia de complicaciones, que tienden a aumentar con cada nueva recaída con daños irreversibles en las estructuras oculares. Por lo tanto, aparte de la emergencia pandémica del COVID-19, hay que tener en cuenta los grandes riesgos relacionados con la ralentización del tratamiento de los pacientes que padecen todas las enfermedades oculares crónicas, y especialmente edema macular diabético y uveítis.
Bibliografía
- Martin Paez et al Consideraciones para el Tratamiento de los Trastornos Neuro-Oftalmológicos Inflamatorios Durante la Pandemia de COVID-19. J Neuro-Oftalmol 2020;40:305-314
- Justine R. Smith et al. Manejo de la uveítis durante la pandemia de COVID-19. Oftalmología Volumen 127, Número 9, Septiembre 2020
- Cumplimiento terapéutico a largo plazo. Evidencias para la acción. OMS. 2003
Dr. Carmelo Chines
Director responsable