¿Ha experimentado alguna vez una incómoda sensación de arena en los ojos que parece no desaparecer nunca? Una afección llamada epiteliopatía ocular suele estar detrás de este trastorno. Comprender las causas, los síntomas y los factores de riesgo es clave para proteger su salud visual y prevenir posibles complicaciones. En este artículo exploraremos de forma clara y exhaustiva todo lo que necesita saber sobre esta afección.
Qué es la epiteliopatía ocular
La epiteliopatía ocular es una enfermedad que afecta a la superficie del ojo, en particular al epitelio corneal, la capa más externa de la córnea. Cuando este revestimiento se altera o daña, aunque sea levemente, la córnea pierde su función protectora y lubricante natural. ¿Cuál es el resultado? Una sensación continua de cuerpo extraño, como si pequeños granos de arena rascaran el ojo con cada parpadeo.
Esta afección puede manifestarse de forma leve o moderada, pero si se descuida puede evolucionar hacia trastornos más complejos. Comprender los mecanismos subyacentes a la epiteliopatía es el primer paso hacia una gestión eficaz.
Importancia del diagnóstico precoz
Una intervención precoz marca la diferencia. Un diagnóstico precoz puede evitar daños más importantes en la capa epitelial y en la propia córnea. Si se ignora el problema, el ojo se vuelve más vulnerable a la infección, la abrasión, la ulceración y, en los casos más graves, puede provocar problemas de visión.
Muchas personas subestiman los síntomas porque inicialmente parecen leves. Sin embargo, reconocer las señales de alarma desde el principio y buscar ayuda profesional puede evitar complicaciones difíciles de tratar.
Principales causas de epiteliopatía
Enfermedades de la córnea y alteraciones lagrimales
Una de las principales causas de epiteliopatía son las enfermedades que afectan a la córnea.
Las distrofias corneales, por ejemplo, modifican la estructura y la resistencia del epitelio, haciéndolo más susceptible a los traumatismos. Las alteraciones de la película lagrimal también desempeñan un papel crucial: una alteración de la calidad o la cantidad de lágrimas provoca sequedad, irritación y microlesiones superficiales.
El síndrome de Sjögren es un ejemplo especialmente relevante. Afecta a las glándulas lagrimales y salivales, reduciendo drásticamente la producción de lágrimas. Aproximadamente el 20% de los pacientes con esta enfermedad desarrollan formas más o menos graves de epiteliopatía, con síntomas persistentes difíciles de ignorar.
Uso inadecuado de las lentes de contacto
Las lentes de contacto son cómodas, pero pueden convertirse en un riesgo si se utilizan de forma incorrecta. El uso prolongado, una higiene deficiente, materiales inadecuados o la sensibilidad individual pueden provocar microtraumatismos en el epitelio. Una córnea poco oxigenada se debilita, pierde elasticidad y se vuelve más frágil.
Es fundamental seguir las pautas que indique el óptico u oftalmólogo:
- respetar el tiempo de uso,
- no duerma con lentillas,
- limpiarlos adecuadamente,
- sustitúyalos cuando sea necesario.
Síntomas comunes que hay que reconocer
Dolor y sensación de cuerpo extraño
La sensación de tener algo en el ojo es uno de los signos más frecuentes del epitelioma. A veces la molestia es leve, otras veces llega a ser tan insistente que perturba las actividades cotidianas. El dolor puede aumentar durante el parpadeo, cuando el epitelio lesionado se ve sometido a tensión por el movimiento de los párpados.
Esta sensación nunca debe subestimarse: es un claro indicio de que la superficie ocular no está intacta y necesita atención especializada.
Vulnerabilidad a las infecciones oculares
Una superficie ocular dañada funciona como una puerta semiabierta a la infección. Cuando el epitelio pierde su función protectora, las bacterias y los virus encuentran un terreno fértil para colonizar la zona. Enrojecimiento, secreción, dolor punzante y fotofobia son señales de alarma que requieren un control inmediato.
Una intervención precoz puede evitar la progresión a enfermedades más graves, como la queratitis infecciosa.
Factores de riesgo a tener en cuenta
Síndrome de Sjögren y enfermedades autoinmunes
El síndrome de Sjögren es uno de los factores de riesgo más conocidos. Más del 75% de los pacientes padecen ojo seco grave, que con el tiempo compromete el epitelio corneal.
Otras enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, el lupus o la tiroiditis, también pueden afectar negativamente a la salud de la superficie ocular. La inflamación sistémica reduce la estabilidad de la película lagrimal y altera la regeneración epitelial.
Implicaciones de la miopía alta
La miopía alta no sólo afecta a la calidad de la visión: también afecta a la estructura del ojo. En algunos casos, los cambios anatómicos hacen que el epitelio sea más fino y más sensible a los microtraumatismos. Las personas con miopía elevada deben someterse a revisiones periódicas para controlar tanto la retina como la salud de la superficie ocular, que a menudo se descuida.
Patologías relacionadas e intervenciones necesarias
Si no se trata, la epiteliopatía puede evolucionar hacia formas más graves, como el desprendimiento epitelial recurrente, una afección dolorosa en la que el epitelio se desprende de la córnea. Este fenómeno hace que el ojo sea extremadamente sensible a cualquier movimiento y suele requerir un tratamiento específico.
Dependiendo de la gravedad, el médico puede proponer:
- lubricantes oculares específicos
- sueros autólogos
- lentes de contacto terapéuticas
- tratamientos láser
- cirugía selectiva
El 80% de los pacientes que reciben un diagnóstico precoz pueden tratar eficazmente la enfermedad y prevenir complicaciones.
Papel del profesional de la salud ocular
Un buen especialista marca la diferencia. El oftalmólogo no sólo evalúa la situación, sino que también elabora un plan de tratamiento personalizado. El seguimiento periódico de la salud ocular permite intervenir inmediatamente en caso de que se produzca la más mínima alteración del estado epitelial.
La prevención pasa por revisiones periódicas, especialmente para quienes usan lentes de contacto, sufren sequedad o ya han tenido episodios de epiteliopatía.
