Ojo seco y fatiga crónica: ¿qué relación hay?

El síndrome del ojo seco (DED) puede ser una de las causas del síndrome de fatiga crónica (SFC).

Este es el resultado de un estudio realizado en Taiwán en casi 900 pacientes con DED.

Superficie ocular y síndrome del ojo seco

La superficie ocular es un sistema delicadamente equilibrado, formado por diversos componentes, interconectados tanto estructural como funcionalmente.

Estructura

La superficie ocular incluye la córnea, la conjuntiva y los anexos oculares, como los párpados, las pestañas, la película lagrimal, las glándulas lagrimales principales y accesorias y las glándulas de Meibomio.

El conjunto de estructuras que componen el sistema de superficie ocular participan en la producción y distribución de la película lagrimal en la superficie anterior del ojo.

Las estructuras que contribuyen a la producción de la película lagrimal incluyen:

- las glándulas lagrimales principales y accesorias,

- las células calicéfalas mucipares de la conjuntiva

- las glándulas de Meibomio

La distribución y excreción de la película lagrimal están aseguradas por la apárpado arrugado.

La actividad secretora de las glándulas está finamente organizada gracias al control ejercido por el sistema nervioso, el sistema endocrino (gracias a las hormonas sexuales y, sobre todo, a la testosterona, que ejerce un efecto trófico sobre las glándulas) y el sistema inmunitario, que regula la respuesta inflamatoria y la reacción contra posibles agentes infecciosos.

Funciones

La superficie ocular representa una conexión directa entre el ojo y el entorno externo y, por lo tanto, todos sus componentes actúan de forma sinérgica para mantener el ojo sano y proteger las estructuras clave de la visión de los patógenos externos.

Ambos objetivos se consiguen, entre otras cosas, mediante la producción de una película lagrimal eficaz.

Cualquier factor que perturbe lahomeostasis del sistema de la superficie ocular pueden alterar la estabilidad y osmolaridad de las lágrimas, provocando daños tisulares a través de procesos osmóticos, mecánicos e inflamatorios.

Síndrome del ojo seco

 

Una de las afecciones en las que se altera la homeostasis de la superficie ocular es el síndrome del ojo seco, una enfermedad multifactorial de la superficie ocular que afecta hasta 30% de los individuos mayores de 50 años. Se ha observado una mayor incidencia en personas mayores, mujeres posmenopáusicas, usuarios de lentes de contacto y pacientes con enfermedades autoinmunes.

Tipo de ojo seco

El síndrome del ojo seco puede deberse a una menor producción de lágrimas o a una mayor evaporación. Ambas condiciones provocan hiperosmolaridad y la consiguiente inflamación de la superficie ocular.

Hiposecreción

Las formas hiposecretoras, en las que hay un funcionamiento reducido de las glándulas lagrimales, incluyen formas relacionadas con enfermedades autoinmunes, como principalmente el síndrome de Sjögren, pero también la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico, la poliartritis nodosa, la granulomatosis de Wegener, la esclerosis sistémica y otras enfermedades del tejido conjuntivo.

Luego están las formas hiposecretoras "no-Sjögren" del ojo seco, la más importante de las cuales está relacionada con la edad.

Exceso de evaporación

La sequedad ocular debida a un exceso de evaporación puede clasificarse, en función de las afecciones que la provocan, en "intrínseca" (por ejemplo, en caso de disfunción de las glándulas de Meibomio o de anomalías de los párpados y la órbita) y "extrínseca" (debida al uso de lentes de contacto o de medicamentos tópicos con conservantes; enfermedades oculares como la alergia y la conjuntivitis; carencia de vitamina A).

Los síntomas del síndrome del ojo seco, como visión borrosa, fotosensibilidad, irritación, ardor y picor, pueden limitar las actividades cotidianas y repercutir negativamente en la calidad de vida.

Factores de riesgo

Los principales factores de riesgo pueden resumirse del siguiente modo:
1. Edad: el envejecimiento provoca una atrofia progresiva de las glándulas lagrimales.
2. Sexo: las mujeres de entre 40 y 60 años se ven más afectadas por el ojo seco, probablemente debido al nuevo equilibrio hormonal tras la menopausia.
3. Uso de determinados fármacos: hormonas, inmunosupresores, antihipertensivos, antihistamínicos, antidepresivos y otros.
4. Factores climático-ambientales: aire acondicionado, clima seco, humo de tabaco, viento, smog.
5. Uso prolongado del ordenador y la televisión.
6. Deficiencias nutricionales: ingesta insuficiente de vitamina A.
7. 7. Uso de lentes de contacto.

En este sentido, se ha establecido que el uso de todo tipo de lentes de contacto provoca alteraciones de la superficie ocular y de la película lagrimal.

La magnitud de estos efectos varía en función del material de la lente, la forma de llevarla y las características del usuario.

Las lentes de hidrogel de silicona suelen tener menos efectos nocivos.

Sin embargo, el riesgo de infección e inflamación de la córnea sigue siendo elevado, sobre todo en caso de uso recurrente de lentillas nocturnas.

En caso de uso predominantemente diurno, también pueden producirse daños en la superficie ocular por el uso de determinadas soluciones para la limpieza diaria de las lentes, a las que el ojo puede ser o volverse especialmente sensible.

Síndrome de fatiga crónica: qué es 

El síndrome de fatiga crónica es un trastorno complejo que afecta negativamente a la calidad de vida.

El SFC se caracteriza por una fatiga grave e incapacitante y otros síntomas, como dolores musculares y óseos, trastornos del sueño, falta de concentración y cefaleas.

Se trata de una afección prolongada y persistente, difícil de diagnosticar, en la que la fatiga persiste incluso tras periodos de descanso.

Aún no se conocen los factores subyacentes a esta afección, y se han dedicado varios estudios a comprender la etiología del SFC.

SFC y síndrome de ojo seco, ¿una posible correlación?

La síndrome del ojo seco (DED) es un trastorno multifactorial de la superficie ocular, caracterizado por el deterioro y la pérdida de la homeostasis de la película lagrimal y la sequedad y el dolor de la superficie ocular. Varios estudios han demostrado que el SFC suele correlacionarse con síntomas de ojo seco y la Síndrome de Sjögren.

El estudio taiwanés

En concreto, un estudio clínico realizado en Taiwán informó de que los síntomas de sequedad estaban presentes en aproximadamente 70% de los pacientes con síndrome de fatiga crónica.

Sin embargo, la relación entre la DED y el riesgo de desarrollar SFC aún no está bien definida.

Por ello, un estudio realizado en Taiwán trató de arrojar luz sobre la correlación entre el síndrome de fatiga crónica y el síndrome del ojo seco.

Los resultados del estudio

I resultados del estudio taiwanés han demostrado que los pacientes con cualquier comorbilidad tienen un mayor riesgo de desarrollar SFC.

Además, estar afectado por una forma grave de DED parece estar directamente relacionado con el desarrollo del SFC.

En particular, los pacientes con síndrome de ojo seco mostraron un riesgo 2 veces mayor de desarrollar SFC, en comparación con el grupo de control sin DED.

El riesgo sigue siendo mayor (aproximadamente 1,6 veces) incluso después de normalizar los datos por edad, sexo y comorbilidad.

El estudio también examinó la correlación entre la frecuencia de las visitas al médico relacionadas con el DED y el riesgo de desarrollar el síndrome de fatiga crónica.

Los resultados mostraron que quienes acuden al especialista una o dos veces al año por el síndrome del ojo seco corren un riesgo casi cinco veces mayor de desarrollar SFC a lo largo de su vida.

Básicamente, los resultados mostraron que la tasa de incidencia acumulada de desarrollar síndrome de fatiga crónica era significativamente mayor en el grupo de pacientes con DED, en comparación con los pacientes sin síndrome de ojo seco.

Además, la tasa de incidencia acumulada del SFC aumenta con el tiempo de seguimiento, por lo que la enfermedad también puede aparecer más tarde en la vida que la DED.

Según los investigadores, la posible correlación entre el síndrome del ojo seco y el síndrome de fatiga crónica podría reflejar una disfunción del sistema inmunitario, complicada además por la presencia de enfermedades crónicas.

El SFC sería, por tanto, una complicación de estas afecciones.

De hecho, las respuestas inmunitarias oculares desreguladas causan daños en la superficie ocular y son uno de los factores que contribuyen a la patogénesis de la DED.

Conclusiones

En conclusión, los resultados del estudio mostraron que el riesgo de desarrollar síndrome de fatiga crónica está asociado tanto al síndrome de ojo seco como a otras comorbilidades.

Además, la aparición de DED también parece estar correlacionada con la incidencia de SFC en años posteriores de la vida. Por lo tanto, la DED también podría considerarse un marcador en la práctica clínica para mejorar el diagnóstico del SFC, que hasta la fecha sigue basándose en los síntomas notificados por los pacientes.

Los investigadores también recomiendan que los médicos tengan debidamente en cuenta el mayor riesgo de síndrome de fatiga crónica entre los pacientes con síndrome de ojo seco y evalúen adecuadamente el impacto de estas afecciones en la salud general de los pacientes.

Bibliografía
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