La endoftalmitis es una de las complicaciones más temidas que pueden afectar al ojo tras una cirugía ocular y, en ocasiones, puede conducir a desenlaces dramáticos como la enucleación.
Clínicamente, la endoftalmitis es una inflamación que afecta a las estructuras internas del ojo y está causada por agentes infecciosos como bacterias, hongos y, en raras ocasiones, parásitos que penetran en el ojo durante la fase intra o postoperatoria. Más raramente, surge debido a otras causas, como un atrapamiento de la lente intraocular tras una cirugía complicada de cataratas o debido a agentes tóxicos.
La endoftalmitis puede clasificarse esquemáticamente en endógena y exógena. En la forma endógeno el agente infeccioso llega al ojo a través del torrente sanguíneo. Entre las afecciones predisponentes se encuentran las alteraciones del sistema inmunitario (SIDA, tumores) y otras afecciones debilitantes. Se trata de un caso poco frecuente, pero especialmente posible en personas que consumen drogas intravenosas. En el 50% de los casos, la endoftalmitis endógena está causada por una infección fúngica, normalmente por Candida o Aspergillus.
Formas de endoftalmitis exógeno se deben a la penetración de un agente infeccioso en el ojo a través de cualquier tipo de lesión en el globo ocular y se clasifican en postquirúrgicas (agudas y crónicas) y postraumáticas. Las formas postquirúrgicas pueden producirse tras todo tipo de cirugía del globo ocular: cirugía de cataratas e implantes secundarios de LIO, cirugía filtrante del glaucoma, cirugía vitreorretiniana e inyecciones intravítreas. Las formas postraumáticas surgen tras un traumatismo ocular perforante con o sin retención de cuerpo extraño intraocular.
En el caso de la endoftalmitis postquirúrgica exógena, la etiología más frecuente es la bacteriana. La contaminación puede producirse durante la intervención quirúrgica o en los primeros días del postoperatorio. El microorganismo infectante suele formar parte de la flora bacteriana normal presente en los párpados o la conjuntiva, por lo que la infección puede producirse debido a una higiene perioperatoria y postoperatoria deficientes. Otras posibles causas de infección son la contaminación del instrumental quirúrgico o del entorno quirúrgico, la cicatrización insuficiente o retardada debida a una construcción subóptima del "túnel" corneal, que favorece el paso de bacterias al ojo durante el postoperatorio precoz. La presencia preoperatoria de anomalías de los párpados, blefaritis, conjuntivitis, canaliculitis, obstrucción del conducto nasolagrimal, dacriocistitis también puede desempeñar un papel importante. Las complicaciones quirúrgicas como la incarceración del vítreo en el túnel corneal y la rotura capsular aumentan el riesgo de endoftalmitis entre 3 y 5 veces hasta 14-17 veces.
La gravedad y el curso clínico de la endoftalmitis postoperatoria están relacionados con la virulencia de la bacteria infectante, la oportunidad del diagnóstico y el estado inmunológico del paciente. El sitio proceso infeccioso tiene una fase inicial de incubación, que puede no presentar signos clínicos, que dura al menos 16-18 horas antes de que se alcance una carga bacteriana suficiente para provocar exudación fibrinosa e infiltración de neutrófilos. Posteriormente, la inflamación aumenta en el segmento posterior, se extiende al segmento anterior y se desarrolla una infiltración de macrófagos y linfocitos en la cavidad vítrea, lo que da lugar a la aparición de anticuerpos antibacterianos específicos. A su vez, los mediadores químicos de la inflamación pueden inducir un mayor reclutamiento de leucocitos que causan más efectos destructivos, como daños en la retina y proliferación vítreo-retiniana (PVR).
Un estudio publicado el pasado septiembre Tasas de endoftalmitis y tipos de tratamientos tras procedimientos intraoculares | Oftalmología | JAMA Oftalmología | JAMA Network comunicaron datos de una muestra muy amplia de 5,8 millones de procedimientos intraoculares con un seguimiento a largo plazo de 22 años en todo Estados Unidos.
Se ha constatado que la tasa de incidencia de endoftalmitis ha disminuido drásticamente en los últimos 20 años, pasando del 0,2% inicial en el año 2000 al 0,05% en 2022. Además, la vitrectomía se ha utilizado cada vez con menos frecuencia como tratamiento primario, en comparación con la situación existente desde la publicación del Endophthalmitis Vitrectomy Study (EVS) en 1995.
De hecho, desde los primeros tiempos de la cirugía intraocular, la endoftalmitis siempre ha sido una temida amenaza postoperatoria, capaz de poner en peligro la visión, y se han realizado enormes esfuerzos para tratar de reducir su incidencia. Afortunadamente, estos esfuerzos han tenido éxito en el último siglo. Con el advenimiento de las técnicas modernas de esterilización, la tasa de endoftalmitis posquirúrgica ya había descendido a 1% a mediados de la década de 1900 y siguió disminuyendo de forma constante durante los 50 años siguientes.
Sobre el tema de la endoftalmitis, véase también:
- Las LIO inyectables reducen el riesgo de endoftalmitis - Oculista Italiano
- "Viajar mucho para aprender... - Oculista Italiano
- VanderBeek BL, Chen Y, Tomaiuolo M, et al. Tasas de endoftalmitis y tipos de tratamientos tras procedimientos intraoculares. JAMA Ophthalmol.2024;142(9):827–834. doi:10.1001/jamaophthalmol.2024.2749
- Levison AL Mendes TS, Bhisitkul. Post-procedural endophthalmitis: a review. Expert Rev Ophthalmol. 8:45- 62,2013
- Barry P, Cordovés L, Gardner S. ESCR Guidelines for Prevention and Treatment of Endophthalmitis Following Cataract Surgery: Data, Dilemmas and Conclusions. Publicado por The European Society for Cataract and Refractive Surgeon, 2013.