Síndrome del ojo seco: ¿puede mejorar con la dieta?

La superficie ocular es un sistema formado por varios componentes que están conectados estructural y funcionalmente. Entre sus elementos constitutivos, la córnea, la conjuntiva, las glándulas lagrimales y de Meibomio, el conducto nasolagrimal y los párpados están en contacto directo con el medio externo y actúan sinérgicamente para proteger estructuras clave de la función visual. En este contexto, la producción de una película lagrimal eficaz desempeña un papel muy importante. En concreto, las glándulas lagrimales secretan el componente acuoso de las lágrimas, junto con otras sustancias, como proteínas ​​protectora; los epitelios corneal y conjuntival liberan mucinas, que convierten las lágrimas en un gel mucoacuoso y aumentan la lubricación; las glándulas de Meibomio segregan sustancias grasas, que forman la capa más externa de la película lagrimal, impidiendo su evaporación. Cualquier factor que pueda alterar el equilibrio del sistema de la superficie ocular puede interferir en la composición y función de la película  lágrima, lo que provoca daños en los tejidos del ojo.

Esto es lo que ocurre en el síndrome del ojo seco (DED), una enfermedad multifactorial del sistema de la superficie ocular que afecta a entre el 5% y el 30% de las personas mayores de 50 años y provoca sequedad ocular. El sitio El DED tiene un carácter más elevitar en ancianos, mujeres posmenopáusicas, usuarios de lentes de contacto y pacientes con enfermedades autoinmunes. La DED se caracteriza por una producción reducida o una evaporación excesiva del líquido lagrimal, lo que provoca síntomas como visión borrosa, hipersensibilidad a la luz, irritación, ardor y picor, que pueden limitar las actividades cotidianas, con un impacto negativo en la calidad de vida.

El tratamiento de primera línea del síndrome del ojo seco consiste en la aplicación de las llamadas "lágrimas artificiales", productos sanitarios en colirio que suelen actuar mejorando el estado de la película lagrimal y aliviando los síntomas. Sin embargo, con el tiempo, muchos estudios han demostrado que las modificaciones dietéticas y el uso de suplementos nutricionales pueden adoptarse para prevenir y tratar afecciones de la superficie ocular como la DED. Los micronutrientes específicos, derivados tanto de la ingesta de alimentos como de suplementos dietéticos para los ojos, pueden influir en la morfología y la función de los componentes de la superficie ocular y las vías metabólicas, con un impacto positivo en la salud de la superficie ocular. 

Conozcamos mejor a algunos de ellos.

Ácidos grasos esenciales: Omega-3

Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 son componentes estructurales esenciales de las membranas celulares y precursores de la síntesis de numerosas sustancias biológicamente activas. Los ácidos grasos omega-3 tienen propiedades antiinflamatorias, anticoagulantes y antihipertensivas y contribuyen a regular el metabolismo de los lípidos, la tolerancia a la glucosa y las funciones del sistema nervioso central. Algunas de las primeras pruebas clínicas de los efectos de los ácidos grasos omega-3 en la salud de la superficie ocular proceden de un amplio estudio en el que participaron más de 30.000 mujeres y que demostró una relación entre una ingesta dietética baja en ácidos grasos omega-3 y un mayor riesgo de DED. Desde entonces, varios estudios clínicos han demostrado la eficacia de los suplementos de ácidos grasos omega-3 para mejorar la DED. La utilidad terapéutica de la suplementación con omega-3 ha sido confirmada además por dos estudios recientes, que concluyeron que estos ácidos grasos son eficaces para mejorar los signos y síntomas del síndrome del ojo seco. 

Vitamina A 

El término vitamina A designa tanto al retinol, la forma biológicamente más activa obtenida de fuentes animales, como a los carotenoides, precursores de la vitamina A presentes en una gran variedad de frutas y verduras. La vitamina A es necesaria para la salud de las mucosas, para la transmisión de los impulsos luminosos por la retina, para el metabolismo óseo y para la salud de los sistemas inmunitario y reproductor. En particular, la vitamina A interviene en el metabolismo, el crecimiento y la diferenciación de las células que componen la superficie ocular. Para comprender su importancia, basta pensar que la carencia de vitamina A debida a la malnutrición es una de las principales causas de ceguera evitable en los países en desarrollo. Se ha demostrado que la administración de suplementos de vitamina A no sólo mejora la salud y la regeneración de los tejidos de la superficie ocular, sino que también mejora la calidad de la lágrima en pacientes con DED.

Vitamina C 

La vitamina C es una vitamina hidrosoluble necesaria para el funcionamiento de una amplia gama de enzimas y se encuentra en frutas como los cítricos, las fresas y las cerezas, y en verduras como los tomates y el brécol. La película lagrimal contiene altos niveles de vitamina C, lo que refleja la gran necesidad de defensa antioxidante de la superficie ocular, ya que está en contacto constante con el medio externo y expuesta a los rayos UV del sol, que favorecen la producción de radicales libres perjudiciales para el ojo. Además, la vitamina C parece desempeñar un papel importante en los procesos de cicatrización de las heridas de la córnea. En pacientes diabéticos, se ha demostrado que la vitamina C, en combinación con la vitamina E, mejora la producción de lágrimas y la estabilidad de la película lagrimal y contribuye a reducir el estrés oxidativo en la superficie ocular. 

Bibliografía
  1. Pellegrini M, Senni C, Bernabei F, Cicero AFG, Vagge A, Maestri A, Scorcia V, Giannaccare G. The Role of Nutrition and Nutritional Supplements in Ocular Surface Diseases. Nutrients. 2020 Mar 30;12(4):952

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