La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es la principal causa de pérdida grave de visión central y ceguera legal en la población mayor de 60 años. Es una enfermedad que resulta de una compleja interacción entre varios factores, como el envejecimiento, la predisposición genética, factores ambientales y patologías preexistentes, como la diabetes.
La DMAE tardía, la enfermedad más asociada al riesgo de ceguera, se presenta en dos formas: la atrofia geográfica (AG) y la DMAE neovascular. La DMAE neovascular se trata actualmente con inyecciones intravítreas, que deben repetirse a lo largo del tiempo, de fármacos anti-VEGF, mientras que para la AG no se dispone actualmente de tratamiento. Por esta misma razón, los enfoques preventivos pueden ser muy útiles para ambos subtipos de enfermedad tardía.
Se sabe que la ingesta de complementos alimenticios con combinaciones específicas de antioxidantes y minerales puede disminuir el riesgo de progresión de la degeneración macular asociada a la edad de intermedia a tardía, sobre todo en el caso de la forma neovascular. Además, estudios observacionales han demostrado que una mayor ingesta de nutrientes específicos se asocia a un cambio en el riesgo de desarrollar DMAE. En concreto, se ha observado que un menor riesgo de progresión de la degeneración macular asociada a la edad se asocia a una mayor ingesta de ácidos grasos omega-3 y carotenoides (luteína y zeaxantina), tomados a través de la dieta o de suplementos.
Dos estudios recientes, realizados en más de 8.000 pacientes, han demostrado que la adopción de una dieta mediterránea, y en particular su componente de pescado, está fuertemente asociada a una disminución de la progresión hacia la DMAE tardía, en particular hacia la atrofia geográfica.
Alimentos que reducen el riesgo de progresión de la ELM
Varios nutrientes se han asociado a un menor riesgo de progresión de la ELM. Se trata, en particular, de los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (LC-PUFA), los omega-3, los minerales (por ejemplo, cobre, magnesio y selenio), las vitaminas del grupo B y los carotenoides antioxidantes (por ejemplo, β-caroteno y luteína/zeaxantina). Parece, por tanto, que una dieta de tipo mediterráneo o la ingesta de determinados componentes alimentarios individuales pueden desempeñar un papel importante a la hora de contrarrestar la progresión de esta enfermedad.
Se cree que el consumo de pescado desempeña un papel clave. De hecho, la ingesta de LC-PUFA y omega-3 se ha correlacionado con un menor riesgo de progresión de la DMAE, como también se ha constatado en numerosos estudios publicados en la literatura. La razón es que estos dos tipos de nutrientes producen metabolitos antiinflamatorios y antiangiogénicos.
El pescado también contiene grandes cantidades de vitaminas del grupo B, cuya ingesta se ha asociado a una reducción 34% de la incidencia de DMAE. Un posible mecanismo por el que una ingesta adecuada de ácido fólico y vitaminas B6 y B12 protegería contra la DMAE podría ser la prevención del aumento de la homocisteína sérica. Esta última, en cantidades elevadas, es de hecho un factor de riesgo independiente para las enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares y también se ha asociado a la DMAE.
Ciertos minerales contenidos en el pescado, como el cobre, el hierro, el magnesio y el selenio, también pueden reducir el riesgo de progresión de la DMAE.
No sólo el pescado, sino también la fruta y la verdura contienen abundantes cantidades de nutrientes antioxidantes, que se asocian a un menor riesgo de progresión de la ELM. Entre ellos se encuentran la vitamina C, los carotenoides provitamina A (α-caroteno, β-caroteno y β-criptoxantina) y luteína/zeaxantina.
Alimentos que pueden aumentar el riesgo de progresión de la ELM
En cambio, una mayor ingesta de determinados nutrientes parece asociarse a un mayor riesgo de progresión tardía de la DMAE. Se trata, en particular, de las grasas insaturadas y monoinsaturadas y del ácido oleico. Las principales fuentes de grasas insaturadas y monoinsaturadas son la carne, los productos lácteos y los alimentos azucarados, ricos en grasas y con baja densidad de nutrientes.
En conclusión, el aumento de la ingesta dietética de ciertos tipos de nutrientes se asocia con un menor riesgo de progresión de la DMAE, entre ellos: minerales, vitaminas y carotenoides. Esta asociación positiva se aplica a ambos subtipos de DMAE tardía, pero es especialmente evidente en el caso de la atrofia geográfica, para la que no existe tratamiento en la actualidad. Estos nutrientes también pueden tomarse a través de suplementos dietéticos. Por tanto, la dieta y los suplementos orales pueden desempeñar funciones complementarias en la reducción del riesgo de progresión de la degeneración macular asociada a la edad.
Bibliografía
Elvira Agrón et al, Dietary Nutrient Intake and Progression to Late Age-Related Macular Degeneration in the Age-Related Eye Disease Studies 1 and 2, VOLUME 128, ISSUE 3, P425-442, MARCH 01, 2021, DOI:https://doi.org/10.1016/j.ophtha.2020.08.018
Dr. Carmelo Chines
Director responsable