Control pediátrico de la visión

El cribado pediátrico de la visión es una valiosa estrategia de prevención para la detección precoz de posibles trastornos visuales, que podrían repercutir negativamente en el desarrollo general de los niños.1 De hecho, el cribado visual en la primera infancia reduce el riesgo de pérdida de visión a los 7 años en más de 50%.2

Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los programas de cribado, para ser eficaces, deben incluir pruebas que permitan detectar las afecciones más comunes que pueden ser indicios de problemas de salud graves.1

Entre las causas más frecuentes de problemas visuales en la infancia se encuentran defectos refractivosque afectan a unos 12 millones de niños menores de 15 años en todo el mundo y son uno de los principales objetivos de los programas de cribado visual en edades tempranas.1

Otra causa frecuente de discapacidad visual en los niños es la ambliopía, también conocida como "ojo vago".  Está relacionada principalmente con el estrabismo, los defectos refractivos y las cataratas congénitas, y es más probable que los individuos afectados tengan problemas de visión bilaterales. Las pruebas para detectar la ambliopía son una de las áreas de interés en muchos programas de cribado, porque alrededor del 2-4% de los niños la padecen y porque se dispone de tratamientos eficaces.1

El estrabismo, relacionado con la ambliopía, también requiere una intervención precoz.  diagnóstico precoz. Otras enfermedades incluidas en los programas pediátricos de cribado visual son el tracoma, la carencia de vitamina A, las cataratas, el glaucoma y el retinoblastoma.1

Principales tipos de pruebas para el cribado pediátrico de la visión

Prueba del reflejo rojo

La prueba del reflejo rojo es la prueba de cribado más importante para lactantes y niños muy pequeños y puede realizarse inmediatamente después del nacimiento. Se utiliza un oftalmoscopio directo para visualizar ambos ojos simultáneamente. El reflejo rojo representa el reflejo de la retina a través del eje pupilar. La presencia de una distorsión del reflejo rojo puede deberse a una anomalía en cualquier parte del eje visual (por ejemplo, en la retina en caso de retinoblastoma, en el vítreo en caso de hemorragia, en el cristalino si existe una catarata, en la córnea si existe una cicatriz o una infección). Una anomalía del reflejo rojo también puede deberse a una asimetría de la potencia refractiva del ojo, que puede provocar ambliopía y poner en peligro la visión.2

Examen externo del ojo

El examen externo de los ojos, los párpados y la cara es una parte importante de la exploración del sistema visual. Un simple examen de los párpados puede revelar ptosis y hemangiomas capilares, que son factores de riesgo de ambliopía y otras enfermedades sistémicas.

La inspección cuidadosa del tamaño del globo ocular es importante en el cribado del glaucoma pediátrico, que puede causar un agrandamiento ocular unilateral o bilateral.2

Prueba de agudeza visual

La agudeza visual cambia con la edad y mejora a medida que los niños crecen. En el primer año de vida, los niños con visión normal muestran un reflejo del párpado, por el que abren mucho los ojos cuando se apaga la luz. Este reflejo puede ser clínicamente útil para determinar la percepción de la luz por parte del niño.

Los lactantes pueden presentar estrabismo intermitente (ambos ojos se vuelven hacia fuera o hacia dentro), pero normalmente se resuelve a los 2-4 meses de edad. De los 6 meses a los 2 años, los niños deben ser capaces de seguir un objeto en modo monocular y tener una alineación normal. Los niños prematuros pueden presentar un retraso en el desarrollo visual, que debería desaparecer a las 8 semanas.2

De los 3 a los 5 años, la visión subjetiva puede medirse normalmente mediante tablas optométricas.2

Cover test y test de Hirschberg para la evaluación del estrabismo

Una preocupación común entre los padres es el estrabismo (es decir, la desalineación de los ejes visuales).2 Las técnicas de exploración, como el cover test y el test de Hirschberg, son fundamentales para el diagnóstico del estrabismo.2

La prueba de Hirschberg es un examen sencillo y no invasivo en el que el niño tiene que mirar al frente mientras el operador proyecta una luz en sus ojos. En los niños que no padecen estrabismo, la luz se refleja en el centro de la pupila si los ojos están rectos. Si, por el contrario, existe una "exotropía" manifiesta (ojos que apuntan hacia fuera - estrabismo divergente), la luz se reflejará en posición nasal con respecto a la pupila, mientras que en caso de "exotropía" (ojos que apuntan hacia dentro - estrabismo convergente) la luz se reflejará en dirección temporal.

La prueba de la tapa requiere que el niño mire un objeto de cerca y de lejos, con uno de los ojos tapado. Cuando se retira la tapa, si hay estrabismo, el ojo desviado se desviará hacia dentro o hacia fuera.2

Motilidad ocular y nistagmo

Además de la alineación, la motilidad ocular también es una parte importante de la exploración ocular de los niños, ya que permite detectar trastornos como el síndrome de estrabismo complejo, la parálisis congénita del cuarto par craneal, el síndrome de Brown o el síndrome de Duane. Además, la presencia de nistagmo, es decir, movimientos oculares involuntarios inusuales, en un lactante o un niño pequeño puede indicar una disminución de la visión o una disfunción neurológica.2

Examen de los alumnos

Las pupilas deben tener el mismo tamaño y responder a la luz desde el nacimiento. Para examinar la respuesta pupilar, una habitación oscura y el uso de luz brillante son suficientes para provocar el reflejo pupilar en los lactantes. Cualquier indicio de anisocoria (es decir, diferente anchura de las pupilas) o la presencia de pupilas de forma diferente debe remitirse a un oftalmólogo.2

Dispositivos instrumentales para el control de la visión

Se trata de instrumentos binoculares que pueden medir los factores de riesgo de pérdida de visión (incluidos la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y el estrabismo) midiendo el error refractivo, la alineación de los ojos y la posición de los párpados. De hecho, aproximadamente 4% de los niños menores de 6 años padecen miopía, de 5% a 10% sufren astigmatismo y hasta 20% hipermetropía.2

 

Bibliografía

  1. Uchenna C. Atowa, Samuel O. Wajuihian, Rekha Hansraj, A review of paediatric vision screening protocols and guidelines, Int J Ophthalmol, Vol. 12, No. 7, Jul.18, 2019
  2. Allison R. Loh, Michael F. Chiang, Evaluación pediátrica de la visión, Pediatr Rev. 2018 mayo;39(5):225-234. doi: 10.1542/pir.2016-0191.

Dr. Carmelo Chines
Director responsable

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