La discapacidad visualcomo las cataratas, que afectan a 1 de cada 3 personas mayores de 50 años, se considera una factor de riesgo en el deterioro cognitivo.
De hecho, un estudio estadounidense, en el que se examinó a 625 individuos adultos, descubrió que los pacientes no tratados por discapacidad visual tenían un riesgo 9 veces más probabilidades de desarrollar Alzheimer y 5 veces más probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo - no demencia. (CIND).
Muchos estudios se han centrado en la asociación entre discapacidad visual y rendimiento cognitivo en la población de edad avanzada, pero aún se sabe poco sobre la naturaleza de esta relación y el impacto que tendría una intervención sobre la discapacidad visual en la capacidad cognitiva.
¿Cuál es la relación entre la discapacidad sensorial y el rendimiento cognitivo?
La relación entre la discapacidad sensorial y el rendimiento cognitivo puede explicarse mediante tres hipótesis principales:
- causa comúnlo que sugiere que el declive de las funciones sensoriales y cognitivas comparten causas comunes relacionadas con la edad, como la degeneración del sistema nervioso central;
- en cascadasegún la cual las deficiencias sensoriales podrían tener un "efecto dominó" sobre las capacidades cognitivas, posiblemente a través de mecanismos neurobiológicos, el aislamiento social o la depresión;
– la tercera hipótesis alternativa es que los individuos con deficiencias sensoriales se ven penalizadas en su rendimiento cognitivo, proporcionando al sistema cognitivo una entrada perceptiva inadecuada que conduciría a un peor rendimiento cognitivo.
Estudio sobre la cirugía de cataratas
Un estudio británico publicado en PlosOne analizado el impacto de la cirugía de cataratas en el deterioro cognitivo investigar la posibilidad de que el tratamiento de la discapacidad visual pueda reducir la tasa de deterioro cognitivo.
Las cataratas son una de las causas más frecuentes de pérdida visual reversible y afectan a unos 16 millones de personas en todo el mundo. La cirugía de cataratas consiste en sustituir el cristalino por una lente intraocular artificial (LIO).
En la actualidad, se trata de la forma más habitual de cirugía refractiva, cuyos beneficios, en términos de visión y calidad de vida, son bien conocidos. El estudio analizó a 2.068 personas sometidas a cirugía de cataratas y a 3.636 sujetos sanos y demográficamente similares como grupo de control.
En estos grupos, los investigadores evaluaron el curso del deterioro cognitivo antes y después cirugía de cataratas entre los que se sometieron a cirugía y los que no.
El estudio, que tuvo un seguimiento de 13 años, mostró una asociación positiva entre la cirugía de cataratas y la reducción de la tasa de deterioro cognitivo.
En la tasa de deterioro cognitivo mostrada por los sujetos después de la cirugía de cataratas se redujo en comparación con antes de la cirugía y se había vuelto similar a la de los sujetos sanos.
La asociación positiva entre la cirugía de cataratas y una menor tasa de deterioro se observó entre los ancianos de Inglaterra independientemente de los factores de riesgo de deterioro cognitivo, incluidos los relacionados con la edad, el sexo, la educación, la riqueza, las enfermedades crónicas, los síntomas depresivos y la inactividad física.
Conclusiones del estudio sobre la cirugía de cataratas
Los resultados del estudio explican la asociación apoyando la hipótesis de la "cascada", según la cual la cirugía de sustitución del cristalino mejora la percepción visual, lo que ralentiza el deterioro cognitivo a través de varios mecanismos potenciales, incluido el neurobiológico.
Teniendo en cuenta la elevada prevalencia de cataratas y trastornos cognitivos en la población de edad avanzada, la asociación entre la cirugía de cataratas y la longevidad cognitiva tiene importantes implicaciones para la salud pública, para orientar a las personas con riesgo de deterioro cognitivo y como posible medio de prevención y tratamiento para reducir el riesgo de demencia.
Fuente:
Asri Maharani et al. Estudio longitudinal del envejecimiento. PLOS ONE. 2018; 1-12
Dr. Carmelo Chines
Director responsable
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