Microbiota e inflamación ocular

La microbiota ocular está formada por el conjunto de microorganismos presentes en el interior del ojo o en la superficie ocular.

En los últimos años, la microbiota humana ha estado en el centro de numerosos estudios que han demostrado el papel fundamental que juega en la regulación de la fisiología del huésped, en el desarrollo del sistema inmunitario y en la defensa del huésped frente a la invasión de patógenos. El estado de disbiosis, es decir, el desequilibrio de la microbiota, puede ser la causa de una proliferación microbiana patógena y dar lugar a una inflamación local o sistémica.1

Asimismo, la microbiota ocular juega un papel fundamental en la protección de la salud ocular y de la inflamación.

Composición de la microbiota ocular y métodos de análisis

La superficie ocular es la interfaz entre el ojo y el medio ambiente e incluye la córnea, la conjuntiva, los párpados, las pestañas, la película lagrimal, las glándulas principales y accesorias y las glándulas de Meibomio (https: // tfosdewsreport.org/report-definition_and_classification/48_36/ es/) . Las bacterias aisladas de estas áreas del ojo son Gram+, incluyendo estafilococos coagulasa-, Streptococcus, Propionibacterium , difteria y Micrococcus. Otros géneros, abundantes en la flora intestinal, como Escherichia, Enterococcus, Lactobacillus y Bacillus, son menos comunes en la superficie ocular. Bacterias Gram-, como Haemophilus, Neisseria, Pseudomonas y aislados fúngicos son aún más raros. Las bacterias más comúnmente aisladas de la superficie ocular son los estafilococos coagulasa negativos, presentes en 20 a 80% de los frotis conjuntivales y en 30 a 100% de los frotis palpebrales. La carga bacteriana es generalmente menor en las lágrimas y mayor en la conjuntiva y los párpados.1

En cuanto al área intraocular, hasta la fecha no existe documentación directa sobre la existencia de una microbiota. Históricamente, de hecho, el ambiente intraocular se considera estéril debido a su estructura anatómica cerrada y la protección proporcionada por la barrera hematorretiniana, a menos que sea invadido por patógenos debido a circunstancias no naturales. La contaminación podría ocurrir, por ejemplo, cuando los compartimentos oculares externos se dañan durante un procedimiento quirúrgico intraocular o después de una lesión causada por la penetración de un objeto extraño. 1

Se ha aislado Propionibacterium acnes en el humor vítreo y acuoso.1

El estudio de la microbiota se basa en técnicas culturales y no culturales, estas últimas pueden ser ensayos inmunológicos, que evalúan los péptidos producidos por los microorganismos o sus antígenos, o la secuenciación metagenómica, que en cambio analiza la herencia genética (ARN o ADN). Los diversos métodos a menudo se combinan para obtener información más detallada. 1

Factores que afectan a la microbiota ocular

La microbiota de la superficie ocular puede verse afectada por 1:

  • condiciones ambientales
  • envejecer
  • sexo
  • hábitos personales
  • uso de lentes de contacto
  • estados de enfermedad (es decir, síndrome del ojo seco, conjuntivitis, diabetes, enfermedades autoinmunes)
  • antibióticos
  • infecciones

Papel de la microbiota en la inflamación ocular

El papel de la microbiota en la inflamación se ha estudiado en varios compartimentos humanos y ha llevado al establecimiento del papel clave que desempeña la disbiosis en la salud humana. De hecho, el estado de disbiosis está implicado en diversas patologías asociadas a la inflamación sistémica, como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple, las enfermedades inflamatorias del intestino y la diabetes tipo 1. Además, se ha demostrado que los microorganismos comensales intestinales desempeñan un papel en la patogenia de diversas enfermedades oculares no infecciosas, como la uveítis autoinmune, la degeneración macular y el glaucoma. 1

Hasta la fecha, aún no se conocen las conexiones entre los mecanismos moleculares que subyacen a la alteración de la microbiota intestinal y la progresión de estas enfermedades inflamatorias. Se necesitarán más estudios para aclarar si la translocación de microbios y/o productos microbianos (p. ej., LPS, peptidoglicano, ácidos grasos de cadena corta y ADN microbiano) del tracto gastrointestinal u otras superficies mucosas ocurre durante la progresión de la enfermedad ocular, al ojo a través del torrente sanguíneo o a través de los linfáticos oculares.1

Microbiota e inflamación ocular: diana para nuevos enfoques terapéuticos  

Terapias que actúan sobre el microbioma comensal (es decir, la herencia genética de los microorganismos que forman la microbiota) representan las nuevas estrategias para preparar el sistema inmunológico del huésped para combatir diversas enfermedades inflamatorias, incluida la inflamación intestinal, el rechazo de trasplantes y la infección por VIH. Estas estrategias se basan en la capacidad hipotética de la microbiota para modelar el sistema inmunitario del huésped y producir efectos proinflamatorios. Un estudio reciente mostró que la acción combinada de la remodelación del microbioma intestinal y la inhibición de la microglía atenúa significativamente la progresión de la uveítis autoinmune después del inicio de la inflamación. En la base de este proceso, se ha planteado la hipótesis de una reprogramación, por parte de los antígenos de los microorganismos comensales, de los linfocitos T CD4 vírgenes en linfocitos T reguladores. para limitar la respuesta de los linfocitos. Sin embargo, queda por determinar si la intervención clínica dirigida al microbioma intestinal es eficaz para mejorar la uveítis.1

Microbiota y COVID-19

SARS-Cov-2 (síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2), el virus que causa el COVID-19, causa principalmente infección pulmonar a través de la unión a los receptores ACE2 presentes en las células epiteliales alveolares; sin embargo, el ARN del SARS-CoV-2 también se ha aislado recientemente en las heces de pacientes con COVID-19. En primer lugar, es interesante notar que las células epiteliales intestinales, en particular los enterocitos del intestino delgado, también expresan receptores ACE2. Además, se ha demostrado que las infecciones respiratorias de origen viral provocan alteraciones en la microbiota intestinal. A esto hay que añadir otras valoraciones relacionadas con la dieta, los factores ambientales y el perfil genético, que juegan un papel importante en la configuración de la microbiota intestinal que, a su vez, tiene una fuerte influencia en la respuesta inmune.

Estas consideraciones, asociadas al vínculo entre los ojos y el COVID-19 demostrado por el aislamiento del SARS-CoV-2 en las lágrimas de algunos pacientes y el hecho de que la conjuntivitis representa  una posible manifestación de la enfermedad en su forma grave- dejan abierta la posibilidad de un posible papel de la microbiota ocular también con respecto al COVID-19.

Fuentes:

1) Jing Jing Li, Sanjun Yi, Lai Wei, Ocular Microbiota and Intraocular Inflammation, Front Immunol. 2020 Dec 23;11:609765. doi: 10.3389/fimmu.2020.609765.

2) Dhar D, Mohanty A. Gut microbiota and Covid-19- possible link and implications. Virus Res. 2020 Aug;285:198018. doi: 10.1016/j.virusres.2020.198018. Epub 2020 May 13. PMID: 32430279; PMCID: PMC7217790.

3) Loffredo et al., Conjunctivitis and COVID‐19: A meta‐analysis, J Med Virol. 2020;1–2., DOI: 10.1002/jmv.25938

Dr. Carmelo Chines
Director responsable